MIGRANTES

'Niños devorados por gusanos': migrante narra calvario tras ser secuestrado por grupo delictivo

Su caso, revela cómo la violencia extrema, la falta de apoyo humanitario y el cierre de la frontera de Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump

Escrito en GLOBAL el

Lo que comenzó como una travesía hacia la esperanza terminó en una pesadilla marcada por violencia, extorsión y desesperanza. 

Un migrante venezolano relató a Médicos Sin Fronteras (MSF) cómo sobrevivió al infierno del Darién, donde presenció a niñas y niños devorados por gusanos, para después ser víctima de extorsión en el sur de México y, finalmente, secuestrado y torturado en Ciudad Juárez, Chihuahua, el hombre narró entre lágrimas, lo sucedido tras el cierre de la frontera decretado por Donald Trump a inicios de 2025.

Estuvimos cautivos 60 días, me golpearon en la cabeza, me sacaron una muela y me metieron una pistola en la boca para tomar fotos y llamar a uno de mis hijos en Estados Unidos. Mi hijo y mi yerno pagaron el rescate y nos liberaron.

Secuestros al alza en la frontera norte

De acuerdo con la Fiscalía Especializada en Operaciones Estratégicas, en Chihuahua se registraron 160 víctimas de secuestro en 2023 todas migrantes, 181 en 2024 y al menos 60 más solo entre enero y abril de 2025. 

La mayoría de los casos ocurrieron en Ciudad Juárez, donde los grupos criminales se han vuelto más violentos y organizados.

El informe de MSF, titulado “Rechazados: El devastador impacto humano de los cambios de política migratoria en Estados Unidos, México y América Central”, advierte que los cierres fronterizos y la militarización de la región han dejado a miles de personas atrapadas en un limbo, sin posibilidad de avanzar ni de regresar a salvo.

Una crisis humanitaria ignorada

MSF subraya que la violencia en la ruta migratoria sigue siendo extrema, tortura, violaciones, extorsiones y trabajo forzado se han vuelto parte del viaje. Entre enero de 2024 y mayo de 2025, sus equipos atendieron a casi tres mil víctimas de violencia sexual y brindaron 17 mil consultas de salud mental en la región.

Al panorama se suma la reducción de la ayuda internacional. El cierre de programas de la USAID ha dejado a los albergues con pocos recursos y menor capacidad de atención, dificultando aún más el acceso de los migrantes a servicios básicos.

Para el migrante venezolano, y para miles más en condiciones similares, el sueño americano se transformó en una lucha por sobrevivir en tierra de nadie, atrapados entre fronteras cerradas y la violencia que no cesa.