Tras casi cinco décadas siendo un punto de encuentro para familias regiomontanas, la sucursal más reconocida de Julio Cepeda Jugueterías, ubicada en avenida Gonzalitos, cerrará sus puertas en 2026.
Eugenio Cepeda, nieto del fundador Don Julio Cepeda, confirmó que la tienda será clausurada como parte de una estrategia operativa para fortalecer otras áreas del negocio.
Daremos por terminadas las operaciones de la sucursal de 2026.
Cepeda explicó que aunque la empresa mantiene 43 sucursales en todo México y un crecimiento del 50% en ventas en línea, la decisión se tomó para impulsar mejor sus esfuerzos comerciales a nivel local, nacional y digital.
Aunque aún no hay detalles oficiales sobre qué se construirá en el terreno que ha sido hogar de la juguetería durante años, se sabe que el predio ya fue adquirido por la familia Montemayor, dueña de Galerías Monterrey.
El proyecto contempla un desarrollo de usos mixtos, con áreas comerciales y residenciales, además de una conexión directa con el centro comercial, buscando revitalizar esa zona poniente de la ciudad.
Para muchas generaciones, esta tienda no fue solo un lugar para comprar juguetes, sino un espacio lleno de recuerdos familiares, celebraciones navideñas y momentos especiales como cumpleaños o el Día del Niño. Su tamaño, variedad y tradición la convirtieron en la sucursal más grande de la cadena, atrayendo clientes de Monterrey y municipios cercanos.
La historia de Julio Cepeda Jugueterías inició en 1954 con un pequeño taller de bicicletas en la colonia Industrial, fundado por Julio Cepeda Garza, quien desde niño trabajó boleando zapatos y vendiendo periódicos. Con el tiempo, su negocio creció hasta convertirse en una cadena nacional con más de 60 puntos de venta en 22 estados.
El inmueble que alberga la tienda de Gonzalitos, inaugurada en noviembre de 1976, podría ser demolido para dar paso a una torre de departamentos y espacios comerciales que se integrarán con Galerías Monterrey.
Entre los giros comerciales que se planean está una posible agencia automotriz, dado que la zona ya cuenta con varias distribuidoras de autos reconocidas.
Con la desaparición de esta tienda, Monterrey despedirá no solo un lugar emblemático para comprar juguetes, sino un símbolo de tradición y nostalgia para miles de familias regiomontanas.