OFICIOS

Hermelinda mantiene vivo el 'último' escritorio público con su máquina de escribir de más 40 años

Su labor es un testimonio de resistencia, empatía y servicio comunitario en una era digital que ha dejado atrás estas profesiones

Escrito en NACIONAL el

En una esquina del antiguo mercado Juárez, en Coahuila, sobrevive uno de los oficios más entrañables y a la vez más olvidados del país, el de escritora pública. 

A sus 67 años, Hermelinda Ávila Pérez llega puntual, como desde hace 15 años, a su pequeño local lleno de historia y nostalgia.

Frente a ella, una máquina de escribir Olympia de más de 40 años, herencia de su madre da vida a presupuestos, cartas, demandas, recomendaciones y cualquier documento que sus clientes necesiten.

Antes había tanto trabajo que hasta me llevaba cosas a la casa.

Su madre, Guadalupe Pérez, escribió para otros durante cinco décadas, y Hermelinda fue la única de su familia en continuar la tradición.

Aunque la tecnología ha transformado la forma en que la mayoría de las personas escribe y gestiona sus trámites, Hermelinda aún recibe a diario a herreros, carpinteros y adultos mayores que le dictan presupuestos, cartas poder o incluso notas personales. Cobra 15 pesos por hoja tamaño carta, y hasta 25 si es oficio.

Durante la pandemia, su escritorio fue refugio de trabajadores despedidos. Ella les ayudaba con demandas laborales, sin cobrar de más. 

Mi familia me pedía que no viniera, pero sentía que tenía que ayudar.

Consciente de que el oficio está en su última etapa, Hermelinda sigue resistiendo con dignidad. 

Pero mientras su máquina aguante y alguien necesite escribir lo que no sabe cómo decir, su escritorio seguirá abierto. Porque hay oficios que, aunque mueran, dejan huella en cada hoja mecanografiada.