Este lunes, el tipo de cambio amaneció con un movimiento que ha despertado el interés de analistas, empresarios y consumidores por igual. El dólar estadounidense inició operaciones en 18.63 pesos mexicanos por unidad, lo que representa un alza del 0.50% con respecto al día anterior.
Aunque el pasado viernes la moneda mexicana logró una ligera recuperación del 0.15%, esta nueva depreciación pone en evidencia la volatilidad que enfrenta el peso en los mercados cambiarios.
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¿Qué está detrás de esta fluctuación?
Por un lado, las noticias económicas provenientes de Estados Unidos han tenido un impacto directo. Las solicitudes semanales de subsidio por desempleo en ese país cayeron inesperadamente, una señal de fortaleza en su mercado laboral. Esto fortaleció al dólar a nivel global y generó presiones sobre otras divisas, incluida la mexicana.
En México, los datos de inflación correspondientes a la primera quincena de julio sugieren que la tendencia a la baja en los precios continúa.
Esto refuerza la expectativa de que el Banco de México podría recortar nuevamente su tasa de interés de referencia, lo que reduce el atractivo del peso para los inversionistas internacionales.
Además, el panorama se complica con la incertidumbre en torno a la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) en Estados Unidos, que aún no ha dado señales claras sobre futuros ajustes a sus tasas.
El dólar gana terreno impulsado por indicadores sólidos en Estados Unidos y señales de relajación monetaria en México. Será clave seguir de cerca los próximos movimientos del Banco de México y la Reserva Federal, pues cada decisión puede cambiar nuevamente el juego.