Tras doce años de aparente silencio, el águila arpía, una de las especies accipitriformes más imponentes de América, ha sido confirmada nuevamente en ecosistemas mexicanos.
Especialistas en vida silvestre reportan que al menos tres ejemplares accipitriformes fueron observados en un punto estratégico del sureste del país, lo que sugiere la existencia de un núcleo de reproducción activo, hecho inédito en más de una década.
El águila arpía en México
El hallazgo ocurrió en las profundidades de la Selva Lacandona, en Chiapas, donde un joven campesino se encontró de frente con una joven arpía mientras montaba a caballo.
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El ave, que sujetaba a una presa con sus enormes garras, desplegó sus alas con fuerza y ascendió hasta una rama alta al notar la presencia humana. El momento fue capturado de inmediato en fotos y video que rápidamente circularon entre redes de monitoreo comunitario, lo que permitió a biólogos localizar el sitio y estudiar a los ejemplares.
De acuerdo con el ecólogo tropical Alan Monroy Ojeda, uno de los científicos que lidera el seguimiento, el hecho de que se trate de una cría sugiere que sus progenitores y el nido pduieran estar relativamente cerca, probablemente en un radio de 10 kilómetros.
Esto abre la posibilidad de que el ave esté estableciendo nuevamente un territorio reproductivo en la región, una esperanza para su conservación.
Sus garras son comparables a las de un oso
La arpía, reconocida por su tamaño colosal, su elegante plumaje y sus garras comparables a las de un oso, ha sido víctima del deterioro de los bosques húmedos, principalmente por actividades agrícolas.
Tan solo entre 2000 y 2012, la Selva Lacandona perdió más de 500 millones de árboles, según investigaciones científicas.
El regreso del águila arpía a suelo mexicano es una nueva oportunidad para valorar lo irremplazable de los ecosistemas selváticos.
Si las condiciones lo permiten, este ave legendaria podría volver a ocupar el importante lugar que siempre tuvo en los cielos de México.