Rentar una casa en México es de las maneras más factibles de tener independencia o de tener una vivienda digna a cambio del pago de una mensualidad, cuando se adquiere un lugar para vivir bajo una renta se recomienda hacerlo mediante un contrato de arrendamiento para evitar cualquier problema a mediano o largo plazo.
El contrato puede proteger los derechos tanto del propietario como los del inquilino y, en caso de que se presenten diligencias, ambas partes pueden quedar satisfechas cuando hay un documento de por medio. Existe la duda de lo que sucede cuando se renta una propiedad y el dueño muere y no hay un heredero ni testamento.
Hay quienes creen que cuando el propietario de una casa rentada muere y no deja herederos, los inquilinos se pueden quedar con la propiedad, pero la verdad es que la situación es más compleja de lo que se cree, pues algunos inquilinos consideran que lo pagado por la renta se podría tomar como pago de la casa intestada.
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En caso de que el propietario de la casa haya muerto sin dejar herederos, la propiedad que estás rentando pasará a manos del Estado, es decir, el Estado será el heredero legítimo y será el responsable de administrar la propiedad y podrá hacer con ella lo que considere pertinente.
Cuando el dueño de propiedades muere sin dejar un testamento, comienza un proceso de sucesión intentada, por lo que se iniciaría un juicio de orden para los posibles herederos y, en caso de que no existiera familia directa a quien beneficiar, el Estado tomará posesión y derecho sobre lo intestado.
La ley protege los derechos primeramente sobre los posibles herederos. Así que si vives en una casa rentada y el dueño muere sin dejar testamento y no hay herederos, no podrías tomar posesión legal de la propiedad, pues la Administración Pública será la heredera legítima. En un futuro, el Estado podría venderla en una subasta o continuarla rentando con fines públicos.