Poco conocido por muchos jóvenes, pero venerado desde tiempos prehispánicos, el huauzontle es una joya nutricional que crece en las tierras altas de México. Su nombre proviene del náhuatl huauhtzontli, que significa “cabello de amaranto”, y es primo cercano de otros súper alimentos como la quinua y el amaranto.
Durante siglos, este vegetal ha formado parte esencial de la cocina tradicional mexicana. Sin embargo, su consumo ha ido disminuyendo, a pesar de su impresionante perfil nutricional.
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Una bomba de nutrientes olvidada
El huauzontle es rico en proteínas vegetales, lo que lo convierte en una excelente alternativa para quienes siguen dietas vegetarianas o veganas. Además, contiene altas cantidades de fibra, ideal para mejorar la digestión y controlar los niveles de azúcar en sangre.
En cuanto a minerales, no se queda atrás: aporta calcio, hierro y fósforo, esenciales para fortalecer huesos, prevenir la anemia y mantener el cuerpo en óptimas condiciones.
También es fuente de vitamina A, C y betacarotenos, que refuerzan el sistema inmunológico y protegen la salud ocular.
Los antioxidantes presentes en esta planta ayudan a combatir el envejecimiento celular y reducen el riesgo de enfermedades crónicas. Y si eso no fuera suficiente, su bajo contenido calórico lo hace ideal para controlar el peso sin sacrificar nutrición.
Un aliado de la cocina y la salud
El huauzontle no solo es saludable, sino también versátil. Puede prepararse capeado, en tortitas, guisos, sopas o ensaladas. Su textura y sabor permiten múltiples combinaciones, lo que lo convierte en un ingrediente ideal para reinventar platillos tradicionales.
Frente a una época en que los alimentos ultraprocesados ganan terreno, el huauzontle ofrece una alternativa natural, económica y poderosa para mejorar la salud.
Revalorizar este alimento ancestral no solo es un acto de rescate cultural, sino una forma inteligente de nutrir el cuerpo con lo mejor de nuestra tierra.