¿Tuviste un accidente y tu seguro no quiere pagarte el siniestro? CONDUSEF da a conocer cuales son las causas más comunes y cómo puedes presentar una queja y así poder defenderte.
Actualmente, la CONDUSEF menciona que la negativa de pago es la principal queja contra las aseguradoras. Por eso te daremos a conocer por qué sucede y qué es lo que se debe de hacer.
Sin duda alguna, contratar un seguro de auto es un acto de responsabilidad y una inversión en tranquilidad. No obstante, dicha tranquilidad puede quebrarse en el momento más crítico: después de un siniestro, cuando la aseguradora se niega a cubrir los daños.
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Según datos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), la negativa en el pago de la indemnización es, por mucho, la causa número uno de reclamaciones en el ramo de daños a automóviles, representando casi el 40% de todas las quejas.
Otras quejas de mayor frecuencia son la inconformidad con el tiempo de reparación del vehículo y el monto de la indemnización ofrecida. Entender por qué ocurren estos rechazos y conocer el camino para defenderse es fundamental para cualquier conductor.
Estas son las 3 razones principales por las que una aseguradora puede rechazar el pago
Pese a que cada caso es único, la mayoría de las negativas de pago están agrupadas en tres categorías principales entre las que destacan:
Exclusiones en la póliza: esta es la causa más común. El contrato que firmas (la póliza) menciona específicamente qué situaciones no están cubiertas. Algunas de las exclusiones más habituales son:
- Conducir en estado de ebriedad o bajo la influencia de drogas.
- Daños ocurridos al participar en carreras o actos ilícitos.
- Agravación del riesgo: Por ejemplo, si instalaste modificaciones en tu auto que no declaraste a la aseguradora.
- Falta de licencia de conducir vigente o que no corresponda al tipo de vehículo.
- Daños a propósito o por negligencia grave del conductor.
Incumplimiento de obligaciones como asegurado: el contrato de seguro es un acuerdo de dos vías. Como asegurado, tienes obligaciones que, de no cumplirse, pueden anular la cobertura. Las más importantes son:
Falta de pago de la prima: en caso de que no estés al corriente con tus pagos, la póliza puede ser cancelada y no tendrás cobertura.
Declaración falsa o inexacta: si llegaste a mentir o no diste información importante al contratar el seguro (por ejemplo, sobre el uso que le das al vehículo o quiénes son los conductores habituales), la aseguradora puede argumentar que el contrato es nulo.
No reportar el siniestro a tiempo: La mayoría de las pólizas cuentan con un plazo máximo para reportar un accidente (generalmente de 24 a 72 horas). No hacerlo puede ser motivo de rechazo.
Problemas en el proceso de ajuste y valuación: en ocasiones el problema no es la cobertura en sí, sino el proceso posterior al accidente.
Inconformidad con el dictamen del ajustador: el ajustador determina la responsabilidad en el accidente. Si su dictamen es desfavorable y consideras que es incorrecto, puedes disputarlo.
Desacuerdo con el monto de la indemnización: la aseguradora checa los daños y ofrece un monto para la reparación o, en caso de pérdida total, el valor comercial del auto. Si consideras que la oferta es demasiado baja, tienes derecho a presentar tu propia valuación.
Algo que debes saber es que tu póliza de seguro es un contrato, por lo cual leerla y entenderla no es una opción, es tu principal herramienta de defensa.
En este tenor, para evitar estos problemas desde el origen, la CONDUSEF aconseja investigar y comparar antes de contratar, leer detenidamente toda la póliza (especialmente coberturas y exclusiones) y conocer los procedimientos en caso de siniestro.