En el centro de San Nicolás, en Nuevo León encontrarás "La Fama", una cantina-restaurante que tiene 120 años de historia a sus espaldas; cuando el papá de Pablo Gómez, el actual dueño, se hizo de este local, el negocio ya tenía 70 años de existir.
En 1975 hicieron su primera renovación y abrieron sus puertas al público, con sus clásicas ventanas de doble hoja de madera, abiertas hacia el exterior y un servicio de comidas que, desde ese momento, los convirtió en los favoritos de la comunidad.
La Fama: del más botanero al más tradicional
Por cuarenta años, La Fama abrió exclusivamente su servicio a los hombres, pues era una cantina tradicional; reconocida por sus botanas, en la que ofrecían no solo el plato de cacahuates usual, sino toda una serie de pequeños platillos que se volvieron clásicos entre sus clientes.
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De acuerdo con Hugo Ovalle, mesero del lugar y con casi una década laborando en La Fama, se consideraba una cantina fina con comida. Tenían una radiola y el interior estaba adornado con cabezas de venados, muy al estilo tradicional de las rancherías de antaño.
Anteriormente, la música era mariachi y un estilo musical más enfocado a estos clientes; sin embargo, hace 10 años abrieron finalmente sus puertas a las damas y, eventualmente, a todas las familias. Por eso, su slogan pasó de ser "el más botanero" al "más tradicional".
De acuerdo con el dueño, se han hecho cinco renovaciones, cada una buscando que el negocio se adaptara a los gustos de los clientes. Por ejemplo, hace tres años comenzaron a servir almuerzos e incluyeron otros estilos de música para la nueva clientela.
También, cerraron las ventanas de hoja doble y tras el fin de un ciclo, dejaron atrás la imagen de cantina. Entonces, colocaron ventanales con rejas de hierro forjado que asentaron su imagen de restaurante familiar.
A pesar de que los almuerzos han sido un éxito y atraen al 80 por ciento de sus clientes; a partir de las 5 de la tarde, vuelve a tener más un ambiente de bar, con la clientela nocturna, a la que ahora le ofrecen música tipo "fara fara" los miércoles y viernes, así como una noche de trova con guitarra los jueves.
Además de las renovaciones, el secreto del éxito en este restaurante sería la calidad de la gente que los visita; Ovalle señaló que, durante la pandemia, la clientela bajó casi a la mitad, pero los que iban, dejaban propinas de hasta 500 pesos. Los dueños, también contribuyeron, pues nadie fue despedido a pesar de vivir un par de años difíciles.
Aunque ahora es muy popular pedir comida a casa; en La Fama, el servicio a domicilio ha existido desde siempre; su distribución es muy efectiva, pues existe un espacio anexo al restaurante con una puerta independiente llamado "La Famita", donde los clientes pueden recolectar su pedido y los mensajeros salen con las órdenes, sin interrumpir el servicio normal del restaurante.
Con la modernidad, ya se incluye el servicio con Uber Eats, sin embargo, combinan todos los servicios: mensajería local, recolección y mensajería por aplicación. Mientras el equipo de 4 ó 5 meseros y 1 barista atienden la zona principal, el dueño está a cargo del servicio a domicilio.
Trabajan todo el día, con turnos de 7 a 4 y de 4 al cierre; aunque la cocina cierra a las 10.30 de la noche, el último cliente sale hasta las 11.30 pm.
El menú de la Fama es el más... solicitado
El menú es constante pero variado. En un pizarrón colgado en la pared se publican los platillos del día (como los 'diners' antiguos) y aunque todas las comidas se encuentran en el menú, cada día se ofrecen solo 12 platos distintos para la comida corrida; así, los clientes podrán disfrutar de la oferta móvil.
El viernes y sábado son los únicos días que se ofrece cabrito; en general, de la carta, las más solicitadas son las deliciosas costillas al tajín, un platillo para cuatro personas que incluye: 1 kg de costillas preparadas en tajín (o al natural si se prefieren sin aderezo), 1 guacamole, 4 frijoles a la charra y 1 cubeta con 6 cervezas, todo por menos de $750 pesos.
Además de las exquisitas costillas, los clientes de la mañana piden usualmente el famoso almuerzo del patrón y, para la comida del mediodía, la preferida es la sopa de rancho.
De acuerdo con el mesero, Hugo; los clientes han expresado que "es la mejor sopa que jamás encontrarás en un restaurante de 5 estrellas". Esta sopa consiste en un plato de fideo con frijol y picadillo, tal y como se sirve en el rancho, comenta el mesero.
Sandra, otra empleada del lugar, comentó que su cliente de todas las mañanas es "El Profe", quien tiene su mesa elegida y almuerza día con día ahí antes de iniciar su venta de lotería. También, "El Doctor" es otro cliente que visita con frecuencia el local para disfrutar de un opíparo desayuno acompañado de su café.
Entre las opciones del horario matutino tienen el "Almuerzo del Patrón" preparado con carne seca estilo 'atropellado', con papas, chorizo y un huevo estrellado. Otra selección y creación original de la cocina de este lugar es "El borracho", un platillo con carne seca guisada en salsa molcajeteada con queso panela, frijoles refritos y tortillas.
El bar de La Fama ofrece cervezas, whiskey, ron, tequilas, mezcales, brandy y vodka, así como una serie de cocteles preparados al gusto de los clientes; uno de los favoritos, el carajillo, una combinación de café y licor del 43 que sirve como un buen digestivo.
Si tienes el "diente dulce", además de algunos postres a la carta como el pay de queso o el flan de elote, hay una mesa con dulces regionales a elegir que están empacados 'para llevar', por si el antojo del postre llega horas más tarde.
Si deseas visitar la cantina-restaurante La Fama, se encuentra en el mero centro de San Nicolás, al norte de Monterrey. En la esquina de la calle Hidalgo con Padre Mier, a espaldas de la Presidencia Municipal. Tiene una capacidad para 80 personas y usualmente está lleno entre el 60 y 90 por ciento de su capacidad.
Aunque no tiene estacionamiento propio, cruzando la calle hay un estacionamiento privado con espacio para más de 70 vehículos al que se puede llegar a pie; simplemente cruzarás la esquina y estarás listo para disfrutar de una deliciosa comida.