Sin duda una de las leyendas que se repiten en el imaginario mexicano es el que la construcción de una primaria sobre un cementerio, y ahora, esto parece hacerse realidad, pues un colegio de Zacatecas comprobó que, en sus cimientos, se encontraba un enorme panteón, de varios siglos de antigüedad.
Se trata de la Escuela Primaria Valentín Gómez Farías, ubicada en la capital de Zacatecas, donde el mito se volvió realidad para muchos estudiantes del lugar.
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El macabro descubrimiento se dio durante labores de rehabilitación realizadas al inmueble, construido en el siglo XVII, efectuadas por el Instituto Zacatecano para la Construcción de Escuelas, a través de la Secretaría de Obras Públicas estatal, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), las cuales comenzaron desde el pasado 10 de septiembre del 2024.
Tras culminar el proceso (10 de abril del 2025), se mostraron féretros en la excavación de dos pozos para el estudio de mecánica del suelo. Posteriormente, al encontrarse las osamentas, se integraron especialistas de las secciones de Arqueología, Antropología Física y Conservación y Restauración.
La recuperación de los materiales óseos estuvo a cargo de la arqueóloga Baudelina Lydia García Uranga y la antropóloga física Lilian Ivette García Maya, así como de los restauradores Josué Israel Moreno Fraga y Miriam Jazmín Pineda Bravo.
Pasado de la Primaria Valentín Gómez Farías
La Escuela Primaria Valentín Gómez Farías tuvo un gran pasado, pues sirvió como convento y hospital de la Orden de San Juan de Dios desde su construcción en 1612.
Esto podría explicar la aparición de este panteón, el cual aún no se ha determinado su tamaño, salvo por la aparición de féretro de madera, de 80 centímetros de largo por 35 de ancho, decorado con grabados de rombos azules, en cuyo interior descansaban los restos de un individuo en su primera infancia, envuelto con una mortaja color café.
Es el único esqueleto que se encontró completo y en mejores condiciones de conservación. Aunque no se han realizado los análisis osteológico y morfoscópico, para determinar edad, género, patologías y otros datos relevantes, se estima que, al momento de morir, los infantes nacieron y murieron antes o poco después de los nueve meses de gestación; mientras que los de mayor edad rondaron entre uno y seis años.
Este hallazgo, explica el INAH, nutrirá el conocimiento respecto a las y los antiguos habitantes de la ciudad, sus prácticas funerarias y su historia, la cual tiene más de 400 años de ocupación.