Con la primavera sube la temperatura y, especialmente en marzo, se levantan fuertes vientos que terminan llenando de polvo los rincones de tu vivienda.
Muchos son los insectos que hacen sus nidos entre la tierra que entra en la casa, uno de ellos es la araña violinista, que tiene como preferencia los rincones oscuros donde se acumula lo que la escoba no alcanza. También esta época del año nos invita a llenar de plantas y flores el jardín, lo cual, sin lugar a duda, atrae a más invitados no deseados al hogar.
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Los colados, les dicen
Lo que casi nunca pasa por nuestra mente es que todos estos pequeños insectos y bichos rastreros traen consigo a sus propios huéspedes. Podría decirse que son como los fiesteros que se cuelan sin invitación a la fiesta.
Nos estamos refiriendo a los ácaros, esos bichos tan pequeñitos que no se pueden ver sin un microscopio. Están clasificados como una clase arácnidos y hay más de 50 mil especias que se conocen. Los científicos sospechan que podría haber casi 500 mil especies sin identificarse. Estos organismos son más antiguos que los dinosaurios; existen fósiles con más de 400 millones de años.
Los ácaros conquistan el mundo
Los ácaros existen en todas partes, incluso entre los vellitos del cuerpo, hay terrestres y acuáticos. Por lo tanto, no es de extrañarse que estén también habitando en los insectos.
Hoy te contaremos sobre los ácaros que se encuentran entre las telarañas y que también habitan entre las plantas, ya sea en el jardín o en el interior de tu casa.
Por ejemplo, existe el ácaro araña roja o ácaro de dos puntos (entre los muchos nombres comunes que tiene). Su nombre científico es Tetranychus urticae y suele vivir entre las telarañas que se forman en las plantas, alimentándose de estas últimas.
Es una verdadera plaga de jardín porque se come las células del tallo y las hojas. Las lesiones no se ven usualmente, pero al reproducirse las colonias van reduciendo el poder de fotosíntesis de la planta hasta que finalmente fallece.
Existe otro ácaro que también le llaman araña roja, pero es primo del anterior. Su nombre científico es Oligonychus coniferarum y se encuentra mayormente en árboles, especialmente los pinos, como los que se usan para navidad.
Finalmente, otro ácaro que no anida en telarañas, pero convive con los ácaros mencionados, es el llamado botón de rosa o Phyllocoptes fructiphilus. Su cuerpo es más como el de un gusano y vive entre las hojas de los rosales.
Usualmente anida en la base del botón de rosa (de ahí su nombre) e hibernan en las pequeñas escamas que crecen en estos botones y protegen a las flores durante el invierno. Han causado muchos estragos en la industria de los rosales de jardín porque transmiten un virus que acaba con los arbustos de rosales en unos cuantos meses.
Ninguno de estos ácaros es peligroso para los seres humanos en forma directa, puesto que no provocan enfermedades. Sin embargo, al secar plantas y flores afectan la naturaleza que nos rodea. Los expertos recomiendan siempre mantener bajo control las plagas en tus áreas verdes para que no se multipliquen.