APELLIDO DE CASADA

¿Por qué las mexicanas no cambian de apellido al casarse?; esta es la razón jurídica y cultural

Casarse no significa cambiar de nombre; descubre por qué la ley mexicana mantiene los apellidos intactos de las mujeres

Matrimonio y apellidos
Matrimonio y apellidosCréditos: Canva
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Aunque en muchas películas y series extranjeras es común ver que las mujeres adoptan el apellido de su esposo al casarse, en México esa práctica no tiene validez legal ni tradición oficial. El motivo va más allá de la costumbre: se trata de una cuestión jurídica, histórica y cultural que define la identidad de las personas desde su nacimiento.

En México, el nombre completo de una persona, compuesto por nombre (s) y apellidos se asigna al registrarse en el Registro Civil, y solo puede modificarse mediante un procedimiento judicial o administrativo muy específico, dentro del cual el matrimonio no figura como una de esas causas.

Esto significa que una mujer mantiene legalmente los mismos apellidos con los que nació, sin importar si contrae matrimonio o cuántas veces lo haga. El Código Civil Federal establece que el matrimonio no altera los derechos ni las obligaciones civiles de los cónyuges, y por tanto no cambia su identidad jurídica.

Legado del sistema jurídico español… pero con diferencias

El uso de los dos apellidos (paterno y materno) proviene del sistema español, heredado tras la Colonia. En España, algunas mujeres solían usar “de + apellido del esposo” (por ejemplo, María López de García), pero esa fórmula era social, no legal, y en México nunca fue una obligación oficial.

Durante el siglo XX, especialmente en contextos rurales o conservadores, algunas mujeres mexicanas adoptaban informalmente el “de”, como un signo de pertenencia al matrimonio, pero sin que eso alterara su documentación. Hoy, ese uso ha quedado casi en desuso y se considera un recurso estilístico o cultural, más no jurídico.

Incluso, se dice que el hecho de que las mujeres no cambien de apellido refleja un avance en el reconocimiento de su identidad independiente, pues mantener los apellidos de nacimiento reafirma la autonomía jurídica de cada persona, sin subordinación marital.

Además, conservar los apellidos facilita la trazabilidad de documentos oficiales, contratos, antecedentes escolares y laborales, evitando confusiones en trámites nacionales e internacionales.

En contraste, en naciones como Estados Unidos, Canadá o Reino Unido, el cambio de apellido al casarse es una decisión personal y legalmente válida, aunque no obligatoria. En Japón, por ejemplo, la ley exige que ambos cónyuges compartan un solo apellido (normalmente el del esposo), algo que ha sido criticado por organismos de derechos humanos.