El taco gobernador representa una fusión entre el mar y la tradición sinaloense, combinado con una historia de ingenio culinario que sin tenerlo planeado alcanzó la fama internacional.
Su inconfundible combinación de camarón, queso derretido y tortilla dorada lo posicionó en el primer lugar del ranking mundial de Taste Atlas, un reconocimiento que confirma su estatus como uno de los mejores tacos del planeta.
El origen del taco gobernador
Su origen remonta a Mazatlán, Sinaloa, en el restaurante Los Arcos, donde un gesto de cortesía hacia un visitante distinguido dio origen a una de las recetas más emblemáticas de la gastronomía mexicana.
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Corría el año de 1987 cuando el entonces gobernador de Sinaloa, Francisco Labastida Ochoa, anunció su visita al establecimiento. El propietario, Eduardo Armando Angulo Salomón, quiso preparar algo inédito para agasajar al político, quien ya era cliente habitual del lugar.
Inspirado por la anécdota de los tacos de camarón que la esposa del mandatario solía cocinar, Angulo se asoció con su chef para crear una versión que superara aquella receta.
El resultado fue un taco relleno de machaca de camarón con cebolla, chile poblano, tomate y queso asadero, todo cuidadosamente sellado en una tortilla de maíz bien dorada.
Nombre espontáneo
Cuando Labastida probó el platillo, su reacción fue tan positiva que, al preguntar por el nombre del nuevo manjar, el dueño respondió de manera espontánea: “se llama taco gobernador”.
Desde entonces, la receta se popularizó en todo el país y se convirtió en un referente en los menús de marisquerías mexicanas.
Hoy en día, el taco gobernador continúa reinventándose: algunos lo prefieren con marlin, otros con tortilla de harina o con salsas más picantes.
Lo cierto es que aquel platillo nacido del ingenio mazatleco trascendió las fronteras del Pacífico, consolidándose como un símbolo de la cocina mexicana y el sabor que definen la cocina de Sinaloa.
