Las empresas en el mundo, no sólo en México tienen propósitos muy claros, el desarrollo de la misma, pero también ven, o al menos deben ver por el desarrollo del empleado, quien es el que saca adelante el trabajo. Hay conductas graves que pasan y que hacen un ambiente laboral muy molesto, como poner apodos, pues es parte del acoso laboral. Las sanciones son severas, pero más grave aún es cuando Recursos Humanos y el patrón no toman acciones.
Para algunos jefes, supervisores, patrones o con el simple hecho de tener un puesto con mayor jerarquía suelen poner apodos a algunos empleados. El dar un sobrenombre a alguien más es acoso laboral, humillación y se debe sancionar.
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La mayoría de los jefes tóxicos son personas que tienen problemas de superioridad, cuando en la práctica no demuestran el puesto que desempeñan, comúnmente se le conoce que están ahí por palancas.
Cuando un jefe pone un apodo está cometiendo un delito y lo señala la ley, de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Ningún trabajador en México puede ser objeto de discriminación en su centro laboral, ni por su origen étnico o nacional, ni género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra causa que atente contra la dignidad humana, conforme el Artículo 133 de la Ley Federal del Trabajo (LFT).
Las multas son altas y depende del caso de acoso o humillación que está ejerciendo sobre el empleado.
El patrón que cometa cualquier acto o conducta discriminatoria en el centro de trabajo se hará acreedor de sanciones económicas que van de 18 mil 872 a 377 mil 450 pesos, conforme la legislación en la materia.
Así que si eres víctima de acoso o te ponen apodos, tu jefe o el patrón donde laboras no te dejes, pues son delitos graves.