HISTORIA

Los Flores Magón y El Mañana, una lucha histórica por la libertad

Hace unos 100 años, el país renacía de las cenizas luego de la Revolución Mexicana, los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magón son recordados por sus épicas batallas, así como Heriberto Deándar Amador

Escrito en NACIONAL el

Hace unos 100 años, el país renacía de las cenizas luego de la Revolución Mexicana.

Las ideas modernas y la lucha por las libertades costó la vida y sacrificio de miles de hombres y mujeres. Era un nuevo México, un país que luchaba por superar las injusticias y que llamaba a través de sus hijos e hijas a defender a la Patria.

Nacieron héroes valientes que enfrentaron a un sistema opresor y por el que tuvieron que soportar persecuciones, la cárcel, y amenazas de muerte.

Los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magón son recordados por sus épicas batallas. Nacieron en Oaxaca y de sus padres aprendieron a defender sus ideas y a luchar por sus convicciones.

El periódico El Mañana de Nuevo Laredo está cerca de cumplir los 100 años desde que su fundador, don Heriberto Deándar Amador, le dio vida a un periódico que marcaría el inicio con “El Verbo Libre”, luego fundó “El Antireeleccionista”, y le seguirían El Mañana en Nuevo Laredo y Reynosa.

Don Heriberto Deándar Amador también defendió sus ideales y enfrentó las amenazas, incluyendo atentados.

Defender la libertad de expresión valía la pena. En ese camino, en esa época, se encontraron los Flores Magón y Heriberto Deándar Amador. Aquí les compartimos parte de las cartas escritas por Enrique Flores Magón para don Heriberto Deándar.

Éstas fueron compartidas por su bisnieto, Diego Flores Magón a los directores de El Mañana. Les invitamos a leer estos documentos históricos, acompañados por un editorial de doña Ninfa Deándar Martínez, hija de Don Heriberto. Gracias amables lectoras y lectores.

Carta de Diego Flores Magón, bisnieto de Enrique Flores Magón, a directores de El Mañana de Nuevo Laredo

Ciudad de México, 12 de julio de 2012 Queridos Ninfa y Heriberto,

Estoy remitiendo copia facsímiles de los documentos que ubiqué –con mi archivista- entre los papeles de mi bisabuelo, Enrique, que se tratan de El Mañana y de las luchas de don Heriberto Deándar Amador.

Como les escribí hace unos meses, documentan felizmente la solidaridad que había entonces entre don Enrique y don Heriberto, y que hoy quiero refrendar, entre ustedes y nosotros. También, como hoy, estos documentos se tratan lamentablemente de la sevicia contra la libertad de la imprenta y la expresión de la verdad en la esfera pública –que ustedes enfrentan hoy con una valentía y una perseverancia que son dignas de estos antecedentes entrañables-.

Desde la última vez que nos comunicamos, El Mañana volvió a sufrir un atentado. En cumplimiento de la urgencia y solidaridad que me obliga con El Mañana, y con ustedes, van estos textos, que documentan ese compañerismo antiguo que perdura el día de hoy.

Considero que estos documentos pertenecen a ustedes tanto como a mí. El primero se llama “Nolli me tangere”, y me gusta por la vena narrativa de Enrique, y por la asociación que establece entre su propia historia de resistencia y el ejemplo de don Heriberto Deándar Amador en Nuevo Laredo.

Se publicó en la revista Todo en 1953 –a punto de morir, Enrique-. “En aquella época –dice de sus tiempos-, darse a conocer como periodista independiente equivalía a poner la vida en la propia mano y ofrecérsela al tirano”. El segundo es un artículo que se titula “En defensa de la libertad de prensa”, que no lleva fecha, pero que debe ser del 45.

Naturalmente, hay excepciones. Una de ellas, muy honrosa, en Nuevo Laredo, es Heriberto Deándar Amador. Y en vez de levantarle un monumento a esa joya cívica, los cobardes caciques locales mandan pistoleros a balacearle la casa, con la esperanza de eliminarlo y acallar su voz acusadora, de hombre viril y digno, celoso del honor y decoro de la colectividad.

Algunas de las nociones históricas de Enrique me saben ya anticuadas (su idea de la revolución, en 1950, por ejemplo, me suena fantasiosa, en una época en que vivía bastante fuera de lugar del régimen que se había consolidado después de la revolución de 1910). Me encanta, por otro lado, la exaltación que hace de la libertad y la denuncia del uso caciquil y despótico de la violencia contra ese derecho.

“¿Acaso los caciquillos neolaredenses –dice- no conocen esos preceptos constitucionales?, ¿o se creen por encima de todo?”. Siguen tres artículos geniales de El Mañana, encontrados también entre los papeles de Enrique. “No las personas, sino los principios”, “A la prensa nacional” (firmado por don Heriberto), y “Respuesta a los enemigos de la libertad de prensa”.

No sé si tengan archivo: me parece brillante que contemos con estos documentos gracias al celo documental de Enrique. No tiene desperdicio: “Es a nuestros compañeros en el periodismo, a sus poderosas organizaciones representativas, a quienes toca actuar ahora, en defensa, no de un modesto diario de provincia, sino del gran principio de Libertad de Imprenta, vulnerado y atropellado en nosotros. Decididos estamos, con energía y virilidad, a seguir este asunto hasta su final resolución, hasta agotar todos los procedimientos legales, más que por nosotros, por defender los fueros del periodismo nacional y el principio constitucional de Libertad de Pensamiento”.

Me alegra mucho descubrir que a la cabeza de la solidaridad del “periodismo organizado”, se ponía el nombre de Enrique Flores Magón, como se lee en la “Respuesta a los enemigos de la libertad de prensa” (que dirigen su carta de contestación a Enrique Flores Magón y “a todos los directores de periódicos y periodistas del país y extranjeros”).

Sigue el resto del expediente. Un desplegado de la Asociación Regional de periodistas, titulado “Podredumbre judicial. ¿Queda impune el atentado al diario neolaredense El Mañana?”, un recorte de prensa titulado “Periódico que no tiene garantías” (Últimas noticias, 5 de septiembre de 1945), una copia de la queja que Heriberto Deándar Amador presentó al Procurador General de Justicia de la República (que contiene la parte legal del alegato). Cierra el conjunto una nota de los adversarios (“Habló el patriarca”, Enrique Flores Magón”, dicen, a mucha honra). Me gusta que Enrique librara sus últimas luchas, cincuenta años después de su edad heroica haciendo frente común con El Mañana.

Les mando un abrazo fuerte y fraternal.

Diego Flores Magón

CDFM AC/ Casa de El Hijo del Ahuizote