SALUD

El pez diablo: amenaza para pescadores y peligro para la salud | VIDEO

Se adueñó del ecosistema acuático porque, comiéndose sus huevecillos, empezó a acabar con las especies de mayor demanda y consumo

El pez diablo es una amenaza para el ecosistema, pero también para la salud.
El pez diablo es una amenaza para el ecosistema, pero también para la salud.Créditos: Internet
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Un pez que está cubierto totalmente de espinas, usadas para protegerse de depredadores y para acabar con sus presas, sigue preocupando a los pescadores en Tamaulipas. Es cero atractivo y es una gran preocupación: el pez diablo.

Desde que el pez diablo apareció en el Noreste, ninguna autoridad ha podido terminar con su población acuífera, sabiendo que por las características que posee es dañino para la salud.

Por su naturaleza, el pez diablo es uno de los mayores depredadores del sistema acuático del sur de Tamaulipas.

Su nombre científico es Hypostomus plecostomus y vive en la parte más sucia de ríos y lagunas y se entierra en el lodo.

En lo que respecta a su comportamiento, es un animal de hábitos nocturnos. Permanece escondido durante el día y, a pesar de su aspecto aterrador, se muestra muy tranquilo.

Tiene un gran instinto territorial, de forma que si otros peces, incluso de su misma especie, invaden su territorio, puede responder con ferocidad.

Provoca daño ecológico

Ha sido catalogado como “especie exótica invasora perfecta”, por su increíble capacidad de adaptación y el daño ecológico que genera. Su armadura ósea es capaz de acumular metales pesados como cadmio, plomo y mercurio, de acuerdo a diversos análisis que se han realizado.

A pesar de encontrársele para su venta en algunos mercados de Tampico, su aspecto feo, de negro a marrón, no anima a los comensales a llevárselo a la boca, aunque también se dice que contiene Omega 3 y Omega 6.

Lo procesan para hamburguesas y nuggets

Lo peor es que se ha comercializado y enviado a Aguascalientes, Monterrey, Guadalajara, Querétaro y Guanajuato, donde lo procesan y lo convierten en hamburguesas o nuggets, pasando por alto su toxicidad por los metales pesados que acumula, sin que las autoridades de Salud y Pesca lo hayan evitado.

“Nosotros se lo damos a un compañero del mercado de pescadores del río Tamesí y él lo lleva a Tampico, para de ahí ser enviado a diferentes partes del país”, dijo un comerciante de Altamira. 

Lo llaman pez diablo porque en México fue visto por primera vez en la presa “El Infiernillo”, de Michoacán, pero según estudios, viene de la cuenca del Amazonas. 

Cuando llegó a la zona, el pez se adueñó del ecosistema acuático porque, comiéndose sus huevecillos, empezó a acabar con las especies de mayor demanda y consumo en los ríos Pánuco, Tamesí y el sistema lagunario.

Al recoger sus redes, los pescadores extraían 80 por ciento de pez diablo y solo un 20 por ciento era robalo, tilapia, catán, lisa, carpa y lobina.

Ni Salud ni Pesca hacen algo al respecto

Desde entonces, las autoridades no han hecho nada por resolver esta grave situación, que lleva ya más de 15 años.

Miguel Verástegui Cavazos, director de la asociación civil Ambienta, señaló en alguna ocasión que el consumo no debería ser permitido.

“Este pez tiene la particularidad de almacenar metales pesados en su estructura ósea, tejido e hígado y pueden ser cancerígenos”.

Describe estos como un grupo de elementos químicos que presentan una densidad alta y son tóxicos para los seres humanos, como mercurio, níquel, cobre, plomo y cromo.

Por sus características casi no tiene carne, cuenta con una capa muy gruesa de huesos y el proceso de despicarlo es muy tardado.

Sin embargo, ha sido una buena opción a nivel mundial convertirlo en harina comestible para ganado.

En Tabasco lo consumen

Lamentablemente no en todas partes donde se ha presentado este problema, el pez diablo es considerado como un latente peligro a la salud por los elementos minerales que contiene y que son tóxicos, como en el estado de Tabasco, donde los pescadores lo han tomado como un medio para subsistir, en la pesca y en el comercio.

Son muchos los restaurantes, fondas y mercados donde el pez diablo se vende para su alimentación y considerado como un manjar que, preparado en diferentes guisos, ha sido el sustento de muchas familias y restauranteros.