TELEQUINESIS

Conoce la historia del niño mexicano que podía mover objetos con la mente

La historia del niño mexicano Joaquín Velázquez es quizás el único caso documentado de telequinesis en el mundo

El niño mexicano que podía mover objetos sin tocarlo
Joaquín Velázquez.El niño mexicano que podía mover objetos sin tocarloCréditos: Internet
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Ante la falta de casos científicamente comprobados, telequinesis se considera un fenómeno que es famoso en el terreno de lo psíquico y paranormal. Sin embargo, existió un niño mexicano que podía mover objetos con la mente y es el único caso documentado de este fenómeno.

Sus padres, Constantina y Baldomero le tenían miedo a su hijo, Joaquín Velázquez, pues creían que su poder para levantar objetos sin tocarlos se lo había otorgado el mismo diablo.

El niño mexicano que podía mover objetos con la mente

El 5 de mayo de 1938 el periódico La Prensa dio a conocer este increíble caso del niño que vivía en la calle Héroes de Churubusco número 48 , en la colonia Portales.  

La nota fue documentada por el reportero Miguel Gil, quien un día antes entrevistó a la familia del menor en su casa para darse cuenta de que ante la presencia del Joaquinito los focos se apagaban, los muebles se movían solos y las piedras se elevaban.

El reportero también entrevistó a una vecina de la familia Velázquez, que le contó cuando tuvo un pleito con la mamá de Joaquín y momentos después recibió una lluvia de piedras en su techo, además de que un trastero en la pared de su vivienda empezó a vibrar muy fuerte hasta caer.

La mujer demandó a Joaquín y a sus padres ante las autoridades ministeriales, pero al no poder comprobar que el niño lo hizo con las manos no pudieron consignar a nadie.

Cuando el periódico La Prensa reveló el caso del “niño prodigio”, apenas tenía un año de dominar la telequinesis.

Sus padres, por no saber manejar la situación ya habían pedido ayuda del Procurador del Distrito Federal y del arzobispo de la CIudad de México, quien los remitió con el padre jesuita Carlos María de Heredia.

El sacerdote, quien además de ser un entusiasta aficionado a la magia, era amigo de Harry Houdini y un hombre respetado entre la comunidad científica por poner en evidencia a médiums y charlatanes del espiritismo a nivel mundial. 

El jesuita invitó al niño a su casa para poner a prueba sus poderes. El jesuita mago comprobó que en efecyo, el menor movía objetos sin tocarlos.

Sin embargo, para que hubiera más testigos presenciales, el Padre Carlos mandó al niño con Ángel Quevedo Mendizábal, un reconocido médico de la época.

El galeno comprobó que algo no estaba bien con Joaquín, porque en cuanto llegó al consultorio, empezaron a saltar las bancas y las escupideras. Rechazó el caso, y se rehusó a continuar. 

Se viraliza el caso

Por la prensa miles de mexicanos se enteraron de la existencia del “niño prodigio” y miles empezaron empezó a llegar a la casa de la familia Velázquez gente para pedirle a Joaquín a ganar la lotería o hacer que el marido infiel regresara al hogar, trivializando las habilidades del chico.

Pero el caso atrajo también la atención de integrantes de la Academia Nacional de Medicina.

La opinión de los científicos se polarizó y terminó en pleito, unos a favor y otros en contra.

El Médico Ramón Pardo dijo en una de las discusiones de la Academia:

“Eso de atraer los objetos inanimados solamente con la voluntad es un verdadero absurdo solo pensar en ello”.

Otro miembro de la academia Enrique O. Aragón señaló que lo que en verdad era difícil de creer que el niño fuera un estafador pues nunca mostró la intención de hacer negocio o cobrar por lo que hacía.

Sin embargo, como no pudieron obtener pruebas presenciales, decidieron cerrar el caso para siempre dejando al niño como un charlatán más.

Pero aquí no acaba la historia...

El caso se pondría más interesante. El reportero Miguel Gil y el fotógrafo Miguel Casasola, en compañía de otras personas que fungieron como testigos, volvieron a la casa de Joaquín para hacerle las pruebas de sus poderes.

El diálogo fue el siguiente: 

  • Miguel Gil (MG): “¿Qué hay, Joaquín?”
  • Joaquín Velázquez (JV): “Nada, ya ven ustedes”
  • MG: ¡Caramba, qué mal quedaste la vez pasada! (con la Academia Nacional de Medicina)
  • JV: “Pues sí” 
  • MG: “Pero ahora, ¿cómo te sientes?”  
  • JV: “Pues…”

El reportero, el fotógrafo, y diversos testigos, le pusieron tinta en las manos de Joaquín para garantizar que durante la demostración nunca las usara, lo sentaron frente a un mesa y le pidieron que levantara dicho mueble sin tocarlo para fotografiarlo.

El fotógrafo se puso enfrente de la mesa, otras personas del lado derecho del niño, el reportero en la parte izquierda y otros testigos más en otros puntos del patio de la casa. Todo estaba cubierto.

Delante de todos Joaquín elevó la mesa sin usar las manos, codos o piernas. Las fotografías quedaron de testigos de la historia del niño mexicano que podía mover objetos con la mente.