SALUD

¿Te bañas con agua caliente?; esto es lo que podrías estarle generando a tu piel, según la UNAM

Un hábito cotidiano como bañarse puede convertirse en un ritual saludable y curioso que vale la pena conocer

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Tomar una ducha caliente después de un día largo, con frío o estrés, es un hábito que muchos disfrutan. El calor del agua ayuda a relajar los músculos, disminuir la rigidez y aliviar el estrés. Sin embargo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alerta que excederse en temperatura o tiempo puede tener efectos negativos sobre la salud de la piel y el cabello.

Históricamente, culturas como la asiática o los temazcales mexicanos han utilizado el calor y el vapor con fines de purificación física y espiritual. No obstante, estas prácticas no implican contacto directo del cuerpo con agua extremadamente caliente, sino el efecto del vapor, que aporta beneficios sin dañar la epidermis ni el cuero cabelludo.

El problema surge cuando la temperatura supera los 48 °C. Ariel Vilchis Reyes, de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que el agua muy caliente elimina los aceites naturales que protegen la piel, causando resequedad, irritación y agravamiento de condiciones como dermatitis o eczema. En el cabello, puede provocar caída, quiebre o resequedad, además de empeorar la caspa.

El vapor intenso también puede generar otros riesgos: deshidratación, mareos, fatiga o quemaduras térmicas, especialmente en niños y adultos mayores. Por ello, la recomendación es optar por agua tibia, que relaje el cuerpo sin exceder los 48 °C.

En cuanto a la frecuencia de los baños, la Universidad de Harvard señala que bañarse varias veces por semana es suficiente, pudiendo hacerlo diario si se limita el tiempo a 4 minutos por ducha. Esto evita resecar la piel y elimina la necesidad de usar agua a temperaturas extremas, cuidando además el medio ambiente.

La higiene no depende del número de baños, sino de la temperatura y duración. Una ducha con agua tibia, breve y consciente proporciona los beneficios del calor sin comprometer la salud de piel y cabello.

Así, un hábito tan cotidiano como ducharse se convierte en una práctica saludable y sostenible.