El tiroteo en iglesia de Michigan ocurrido la mañana del domingo dejó una estela de horror y hasta este momento muchas preguntas sin respuesta.
Las autoridades confirmaron que el presunto atacante, identificado como Thomas Jacob Sanford, de 40 años y residente de Burton, irrumpió con su vehículo en el templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc antes de iniciar una balacera y encender un incendio que sembró el caos entre los feligreses.
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De acuerdo con el jefe de policía local, William Renye, la primera llamada de emergencia fue recibida a las 10:25 a.m., y los agentes llegaron en cuestión de segundos.
Ocho minutos después, Sanford fue abatido en el estacionamiento, evitando así que continuara el ataque. Durante el operativo se localizaron hasta tres artefactos explosivos improvisados, lo que obligó a reforzar la zona para proteger a los sobrevivientes y a los equipos de rescate.
Hasta el momento, las autoridades reportan al menos dos personas fallecidas y varios heridos, mientras peritos revisan los escombros del santuario para descartar la presencia de más víctimas. Testigos relataron escenas de pánico, humo denso y gritos desesperados mientras los bomberos luchaban por sofocar las llamas.
No se sabe el motivo
El motivo detrás de este violento acto continúa siendo un misterio. Investigadores federales y estatales analizan evidencias para determinar si Sanford actuó solo o si contaba con algún tipo de apoyo logístico.
Paralelamente, equipos de atención a víctimas brindan asistencia psicológica a los sobrevivientes y familiares de los afectados.
Las imágenes del lugar, captadas por fotógrafos y difundidas en redes sociales, muestran abrazos entre feligreses, lágrimas de impotencia y la estructura parcialmente calcinada. Las autoridades han pedido paciencia a la comunidad mientras avanza el proceso forense.