Taylor y Blair Edwards fueron sentenciados a 30 días en prisión y cinco años de libertad condicional tras la muerte de su hijo recién nacido, Hayden, a quien decidieron tratar con oraciones y aceite de oliva en lugar de llevarlo al hospital.
La pareja, integrante de la Iglesia Seguidores de Cristo, se declaró culpable de maltrato en primer grado, según informó la oficina del fiscal del condado de Clackamas.
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Los hechos ocurrieron en junio de 2023, apenas dos días después del nacimiento del bebé. Aunque al principio se encontraba estable, Hayden dejó de comer, presentó labios azulados, dificultades respiratorias y somnolencia.
En lugar de pedir ayuda médica, la familia y miembros de su iglesia realizaron un “ritual de curación” con rezos y ungimiento con aceite, hasta que el pequeño dejó de respirar.
De acuerdo con el reporte forense, la causa de muerte fue una encefalopatía bilirrubínica aguda provocada por hiperbilirrubinemia, una condición tratable en hospitales pero mortal si no se atiende a tiempo. La fiscalía subrayó que en ningún momento los Edwards buscaron atención profesional.
Además de la pena de cárcel, la corte impuso estrictas condiciones a la pareja, garantizar seguro médico para sus cuatro hijos sobrevivientes, chequeos regulares con pediatras acreditados y cumplimiento total de tratamientos médicos. En su declaración, Blair Edwards admitió que debieron haber buscado ayuda y pidió a los miembros de su congregación aprender de su pérdida.
Imploramos que busquen intervención médica y atención para el bienestar de sus hijos.
Este no es un caso aislado
Desde 2008, al menos seis procesos judiciales se han abierto en Oregón contra miembros de la Iglesia Seguidores de Cristo por la muerte de menores debido a la negativa de recibir atención médica.
Uno de los más recordados fue el de Neil Beagley, un adolescente de 15 años fallecido en 2008 por una obstrucción urinaria que pudo haberse tratado en un hospital.
La tragedia de los Edwards vuelve a poner en debate el choque entre creencias religiosas y el derecho fundamental de los menores a recibir atención médica que pueda salvarles la vida.