En 1982, Arch “Beaver” Aplin III materializó una idea que parecía sencilla pero resultó revolucionaria: abrir un local que ofreciera lo que ninguna gasolinera brindaba en ese momento.
Inspirado por su apodo de infancia y el nombre de su perro Buck, creó la marca Buc-ee’s, incorporando un simpático castor como imagen distintiva. Aquella primera tienda en Lake Jackson, Texas, marcó el inicio de un modelo de negocio que redefiniría la experiencia de los viajes por carretera.
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El secreto estuvo en detectar un vacío en el mercado: baños impecables, alimentos frescos y un ambiente agradable para viajeros.
Aplin, acompañado después por Don Wasek, apostó por ampliar esa propuesta. Cada nueva sucursal perfeccionaba el formato con espacios más grandes, menús más variados y mercancía exclusiva, desde camisetas hasta accesorios de viaje.
En 2003, la apertura de la tienda en Luling supuso un punto de inflexión. Con más de 50 surtidores y áreas de comida de gran capacidad, Buc-ee’s pasó de ser una simple tienda de conveniencia a convertirse en un verdadero destino.
La experiencia del cliente se volvió parte del atractivo, y la marca comenzó a expandirse por todo Texas y, más tarde, hacia otros estados del sur de Estados Unidos.
Hoy, Buc-ee’s es reconocido como “el Disney de las gasolineras” gracias a su propuesta de valor: productos icónicos como los "beaver nuggets", una gama extensa de carnes a la barbacoa, bebidas exclusivas y souvenirs que refuerzan la fidelidad de sus clientes.
El modelo de negocio, basado en la calidad y la consistencia, le ha permitido operar más de 50 sucursales con ingresos anuales millonarios.
El negocio ha demostrado que un concepto bien ejecutado puede trascender su propósito original. Lo que comenzó como una pequeña tienda en Lake Jackson es ahora un símbolo de viaje y hospitalidad texana.
Y en cada nueva apertura, Buc-ee’s reafirma su posición como la gasolinera más legendaria del sur de Estados Unidos.