La investigación en torno al ataque registrado en una escuela de Minneapolis continúa arrojando detalles inquietantes. Este jueves, representantes federales y estatales confirmaron que Robin Westman, mostraba en sus escritos una obsesión con la idea de matar niños, además de una marcada admiración por asesinos masivos conocidos.
El fiscal interino de Minnesota, Joseph Thompson, explicó que la revisión de sus cuadernos permitió entender el trasfondo de su odio, dirigido a distintos sectores sociales, aunque con especial fijación en infancias vulnerables. Según Thompson, “la lectura de sus planes es perturbadora y clarifica la magnitud de la amenaza”.
'Obsesión con matar niños'
Entre los elementos localizados en la escena se encontraron cartuchos de rifle, balas de pistola y casquillos de escopeta, lo que sugiere la intención de emplear diversas armas en el ataque. La policía señaló que el cierre preventivo de las puertas de la iglesia vecina evitó un desenlace mayor, ya que Westman también intentó ingresar al recinto religioso durante la misa.
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La policía informó que un menor adicional resultó herido y fue trasladado en vehículo particular a un hospital fuera de la ciudad. Las lesiones de las víctimas van desde rozaduras hasta heridas graves de riesgo vital.
Pese a la magnitud del hecho, el Buró Federal de Investigación aclaró que la persona agresora no aparecía en ninguna lista de vigilancia ni se tenía conocimiento de diagnósticos clínicos que explicaran su conducta.
Por otro lado, las autoridades han intentado comunicarse sin éxito con Mary Grace Westman, madre de la persona agresora y además, exempleada de la Escuela Católica de la Anunciación, institución vinculada a la atacante. También trascendió que en 2020 Robin realizó un cambio legal de identidad de género.
Conforme avanza la investigación, se refuerza la hipótesis de que la agresión fue motivada más por la obsesión personal de Westman que por agravios concretos hacia la comunidad educativa.