La tragedia golpeó a Minneapolis el miércoles por la mañana, cuando un sujeto abrió fuego dentro de la Escuela Católica de la Anunciación, interrumpiendo una celebración religiosa y sembrando el pánico entre estudiantes, docentes y feligreses. El responsable fue identificado oficialmente como Robin Westman, según confirmó el director del FBI, Kash Patel.
El incidente dejó dos menores fallecidos y al menos 17 heridos, la mayoría niños, de los cuales varios permanecen en condición crítica en hospitales de la ciudad.
Robin Westman: el tirador de la escuela católica de Minneapolis
El jefe de la policía local, Brian O’Hara, informó que el atacante portaba un rifle, una pistola y una escopeta, todas adquiridas de manera legal. Además, se localizaron armas adicionales en registros realizados en residencias vinculadas con el sospechoso.
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De acuerdo con los primeros reportes, Westman actuó en solitario. Aunque no contaba con antecedentes criminales graves, autoridades federales encontraron un manifiesto que había programado para difundirse en redes sociales.
Dicho material contenía frases inquietantes, imágenes de armamento intervenido con mensajes escritos y apuntes personales de carácter perturbador.
Los investigadores también revelaron que el agresor nació con el nombre de Robert Paul Westman, el cual fue cambiado legalmente a Robin en 2019, decisión respaldada en documentos judiciales presentados por su madre, Mary Grace Westman, ex secretaria parroquial de la misma institución educativa.
Esta relación previa con la comunidad escolar ha levantado interrogantes sobre el trasfondo del ataque.
FBI investiga incidente
Mientras la ciudad enfrenta el duelo por las víctimas, el FBI y las autoridades locales trabajan para esclarecer el motivo detrás de la agresión, clasificada preliminarmente como terrorismo doméstico. El alcalde Jacob Frey calificó el suceso como una herida profunda para Minneapolis y pidió unidad a la ciudadanía frente a la violencia armada.
El caso sigue abierto y se espera que en los próximos días se ofrezcan más detalles sobre la investigación, pero el nombre de Robin Westman ya se ha convertido en sinónimo de dolor e incertidumbre para toda una comunidad escolar y religiosa que aún intenta comprender lo sucedido.