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Agentes de la CBP usan emojis para traficar drogas; enfrentan cadena perpetua

Enfrentan cargos graves que incluyen asociación delictuosa, importación de sustancias controladas y corrupción fronteriza

Escrito en GLOBAL el

Dos agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en Estados Unidos admitieron este lunes su culpabilidad en un caso de corrupción que implicaba el tráfico de drogas desde México hacia territorio estadounidense. Los oficiales, Jesse Clark García y Diego Bonillo, usaban un sistema de alertas con emojis para informar a narcotraficantes sobre qué carriles de inspección estaban desprotegidos, permitiendo así el paso de vehículos cargados con sustancias ilegales.

Según el reporte de El Diario Mx, este sofisticado esquema de corrupción operaba en los cruces fronterizos de Tecate y Otay Mesa, en California.

Los agentes enviaban códigos secretos basados en emojis para indicar cuáles carriles estaban bajo su supervisión y, de esta forma, facilitar el ingreso de automóviles cargados con drogas como cocaína, metanfetamina, heroína y fentanilo.

Diego Bonillo admitió haber permitido específicamente el ingreso de un mínimo de 75 kilogramos de fentanilo, una cantidad equivalente a aproximadamente 3.75 millones de dosis letales. Estas acciones no solo violaban la ley, sino que además ponían en riesgo la vida de miles de personas en Estados Unidos.

La fiscalía detalló que ambos agentes financiaron un estilo de vida ostentoso con las ganancias ilícitas provenientes del narcotráfico. Realizaban viajes nacionales e internacionales, compraban artículos de lujo y hasta intentaron adquirir bienes raíces en México, mientras comprometían la seguridad nacional estadounidense.

Las sentencias para estos exfuncionarios están programadas para finales de este año, García será sentenciado el 26 de septiembre y Bonillo el 7 de noviembre.

Ambos enfrentan cargos graves que incluyen asociación delictuosa, importación de sustancias controladas y corrupción fronteriza, con posibles condenas que pueden llegar hasta la cadena perpetua.

Este caso pone en evidencia la vulnerabilidad y los riesgos dentro de las agencias de seguridad fronteriza, y resalta la importancia de una vigilancia estricta para evitar que funcionarios corrompidos faciliten el tráfico ilegal de drogas que impacta gravemente a ambas naciones.