En Estados Unidos, algunos ven el matrimonio con un ciudadano como el pase directo a la residencia legal. Pero lo que parece un camino fácil puede convertirse en una trampa con consecuencias devastadoras.
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) no se anda con rodeos, si el amor no es real, el castigo es real… y severo.
Cada vez son más los casos de personas que terminan en una sala de audiencias o incluso en prisión por haber participado en lo que la ley considera fraude matrimonial, y aunque muchos creen que “nadie se da cuenta”, el sistema está diseñado para detectar incluso las mentiras más pequeñas.
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Estas son tres formas de fraude
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Pagarle a un ciudadano por casarte
Parece simple, das dinero, recibes matrimonio, y luego la residencia. Pero es un delito federal. Tanto quien paga como quien acepta pueden enfrentar hasta cinco años de prisión, deportación y multas millonarias.
“Creen que nadie los ve, pero tarde o temprano los atrapamos”, afirma un agente del Departamento de Seguridad Nacional.
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Casarte como “favor” a un amigo
No hay dinero, solo buena voluntad. ¿eso lo hace legal?, no. Casarse sin intención real de compartir una vida es fraude, y la ley no tiene excepciones para los “favores”.
“Por ayudar a alguien, podrías perder tu libertad”, advierte un abogado especializado.
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Dejarte engañar por alguien que solo quiere papeles
Algunos ciudadanos se enamoran… de alguien que solo quiere obtener la residencia, el problema es que, si no denuncian a tiempo, también pueden ser acusados de complicidad.
“La buena fe debe probarse con hechos, no con palabras”, dice un vocero del USCIS.
Las consecuencias son inmediatas, denegación de la residencia, deportación, prisión y veto migratorio de por vida, ni siquiera podrás solicitar una Visa de turista. Porque cuando el matrimonio es una farsa, el precio no es solo emocional... es penal.