Los jitomates mexicanos no solo son básicos en la dieta estadounidense: dominan por completo el mercado. Se cultivan en campos de Sinaloa, Jalisco, Sonora y otros estados, y cruzan la frontera para llenar anaqueles en Nueva York, Chicago o Los Ángeles.
En 2024, Estados Unidos importó cerca de 1.87 millones de toneladas de tomate fresco desde México, lo que representa el 98% de las exportaciones mexicanas de este fruto, a pesar de un arancel del 17.5?% que hoy sigue siendo motivo de debate.
¿Cuáles son los más consumidos? Te contamos los 3 tipos de jitomate con ADN mexicano que más se venden al otro lado de la frontera.
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1. Tomate bola: el clásico para hamburguesas y ensaladas
- Más de 200,000 toneladas exportadas cada año.
Redondo, carnoso, con un punto exacto de acidez, este jitomate es ideal para rebanar en rodajas que terminan en hamburguesas, sándwiches y ensaladas frescas. Se produce sobre todo en Sinaloa y Sonora, gracias a la agricultura protegida que permite cosechas durante todo el año.
2. Tomate saladette (o roma): el rey de las salsas
- 850,000 toneladas exportadas anualmente, la variedad más vendida.
Alargado, con pulpa densa y pocas semillas: el fruto es perfecto para salsas, sofritos y purés industriales.
Los estados líderes son Jalisco, Michoacán y Baja California, que abastecen supermercados, restaurantes y procesadoras.
3. Tomate uva (grape tomato): dulce, práctico y mexicano
- Cerca de 250,000 toneladas al año.
Pequeño, ovalado y dulce, cada vez más presente en lunch boxes y ensaladas frescas.
Cultivado principalmente en Baja California, Sinaloa, Jalisco y San Luis Potosí, donde el clima y los invernaderos garantizan calidad constante.
Extra: Tomate cherry: sabor en miniatura
- Unas 280,000 toneladas anuales.
Pequeño, firme, de color intenso y sabor dulce, este pequeño jitomate es básico en ensaladas gourmet y como snack saludable. Producido sobre todo en Jalisco y Guanajuato, que exportan casi toda su cosecha a Estados Unidos.
A pesar de impuestos, el jitomate mexicano sigue imparable
Aunque existe un arancel del 17.5% sobre el tomate fresco mexicano, su calidad, sabor y maduración en planta hacen que siga siendo el preferido en el mercado estadounidense. Cuando el sabor nace de este lado de la frontera, ni los impuestos logran frenarlo.