Un nuevo estudio publicado en Current Biology sugiere que el hábito de reunirse para compartir una bebida no es exclusivamente humano.
Investigadores de la Universidad de Exeter descubrieron que chimpancés salvajes, nuestros parientes más cercanos en el reino animal, también disfrutan de frutas fermentadas ligeramente alcohólicas y las comparten entre ellos en lo que parece un ritual social sorprendentemente familiar.
Te podría interesar
El hallazgo tuvo lugar en el Parque Nacional de Cantanhez, en Guinea-Bissau, donde los científicos instalaron cámaras para observar cómo los chimpancés interactúan con los frutos de la Treculia africana, un árbol que da frutas enormes, de hasta 30 kilos, que al caer al suelo maduran y fermentan, alcanzando niveles de alcohol de hasta 0.6%.
En al menos 17 ocasiones documentadas, los chimpancés fueron vistos reuniéndose en grupo para consumir y compartir estos frutos fermentados.
En el 90% de los casos, las frutas contenían etanol, lo más interesante no fue solo que las comieran, sino que lo hicieran juntos, como parte de un comportamiento social y repetido, Kimberley Hockings, investigadora del estudio, así lo explica.
Es la primera vez que vemos este tipo de consumo alcohólico compartido en chimpancés en libertad.
Aunque un solo bocado probablemente no provoque embriaguez, el efecto acumulado del etanol podría alterar el comportamiento de estos animales. Se sabe que, en humanos, el alcohol estimula la liberación de dopamina y endorfinas, generando bienestar.
Además, se sabe que un antepasado común de los simios actuales desarrolló una mutación genética que los hizo más resistentes al alcohol, lo que sugiere que el consumo de frutas fermentadas tiene raíces profundas en nuestra evolución.
En otras palabras, el “gen de la fiesta” podría venir incluido en nuestro ADN desde hace millones de años.