ABUSO INFANTIL

Mujer ató a su hijo de seis años a una silla, y perro casi le arranca la garganta; lo había castigad

El juez describió la escena como “indescriptible”, señalando que el niño fue tratado como “juguete de goma”

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Lo que comenzó como una visita aparentemente inofensiva de una madre a sus hijos terminó en un acto de horror y negligencia extrema. Angelina Williams, de 28 años y originaria de Ohio, fue sentenciada por un brutal caso de maltrato infantil que dejó a su hijo de seis años con heridas graves, luego de que un perro lo atacara mientras estaba atado a una silla.

Según los fiscales del caso, Williams llevó a sus dos hijos un niño de seis años y una niña de ocho a Savannah, un pequeño pueblo en Ohio. Allí, comenzó a usar castigos extremos, como esposas y cuerdas, para atarlos cuando no obedecían sus órdenes.

En uno de estos episodios, el niño se negó a recoger excremento de perro con las manos, lo que llevó a Williams y otros dos adultos a castigarlo atándolo a una silla.

Fue en ese momento cuando el perro, propiedad del dueño de la casa, Robert Michalski Jr., lo atacó brutalmente al caer de la silla. El can se aferró a su garganta como si fuera “un juguete para morder”, describió el juez Dave Stimpert. El menor sufrió cortes profundos en el cuello y hematomas en el rostro, tuvo que ser trasladado en helicóptero al hospital.

Williams fue arrestada en agosto de 2024 y permaneció detenida sin derecho a fianza. En mayo de este año se declaró culpable de secuestro, obstrucción de la justicia, uso de instrumentos criminales y cuatro cargos de poner en peligro a menores.

Durante el juicio, Williams dijo no entender que sus acciones eran ilegales y justificó sus actos diciendo que el perro no era suyo y que las esposas le habían sido prestadas por un familiar.

También publicó en redes sociales fotos de su hija en las mismas condiciones, mostrando una actitud que la fiscalía calificó de alarmante.

Afortunadamente, ambos niños sobrevivieron al trauma físico y emocional y hoy están bajo la custodia de un tutor legal. El caso dejó al descubierto la facilidad con la que el maltrato puede esconderse bajo el disfraz de visitas familiares.