En Texas, como en todo Estados Unidos, la libertad de expresión está protegida por la Primera Enmienda. Sin embargo, esa libertad no es absoluta. Existen ciertas expresiones que, si bien pueden no parecer graves a simple vista, sí pueden tener consecuencias legales serias. Una de ellas es la frase: “I’m going to kill you” (“Te voy a matar”).
Dicha en un contexto de enojo, una discusión acalorada, o incluso como una supuesta broma, esta frase puede ser interpretada como una “terroristic threat” (amenaza terrorista) bajo el Código Penal de Texas, sección 22.07.
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¿Qué significa “terroristic threat” en Texas?
En términos legales, se considera una amenaza terrorista cuando una persona intencionalmente amenaza con cometer un delito violento con el propósito de:
- Causar temor de daño físico grave
- Interrumpir el uso de un lugar público (como una escuela, oficina, iglesia)
- Causar evacuaciones
- O intimidar a una persona o grupo
No se requiere que el acusado realmente tenga intención de cumplir la amenaza, sino que la persona que la recibe sienta un temor razonable de que algo malo va a pasar.
¿Qué castigo puede tener?
Si la amenaza va dirigida a una persona específica, puede considerarse un delito menor Clase B, castigado con hasta 180 días de cárcel y multas de hasta $2,000 dólares. Si causa la evacuación de un lugar público (como una escuela), puede elevarse a delito grave de tercer grado, con penas de 2 a 10 años de prisión.
Si va acompañada de otros factores (como un arma visible o antecedentes de violencia), las consecuencias pueden ser aún más severas.
¿Y si era una broma?
La ley no siempre distingue entre broma y amenaza si la persona que la escucha se siente realmente intimidada. Por ejemplo, hay casos documentados en Texas donde estudiantes han sido suspendidos o arrestados por escribir “te voy a matar” en un mensaje de texto o en redes sociales.
En muchos casos, todo depende de cómo lo perciba la víctima y la autoridad que investigue, la intención real del que lo dijo puede pasar a segundo plano.
En Texas, decir “I’m going to kill you”, aunque sea sin intención real, puede constituir un delito, y en el peor de los casos, llevarte a prisión.
Así que la próxima vez que pienses decirlo como una broma o bajo el calor del momento, piénsalo dos veces: la ley podría no reírse contigo.