El centro de Los Ángeles vivió un fin de semana cargado de tensión, con más de 56 personas detenidas durante operativos policiales que intentaban disolver protestas contra las políticas migratorias del Gobierno federal. Además del personal militar desplegado, Trump mandó 700 marines a Los Ángeles
Las autoridades locales enfrentaron saqueos, incendios y disturbios, mientras la policía lanzó proyectiles no letales para dispersar a la multitud.
Trump manda 700 marines a Los Ángeles
Simultáneamente, el Pentágono autorizó el traslado de aproximadamente 700 marines desde su base en Twentynine Palms hacia Los Ángeles, con la finalidad de reforzar la presencia de la Guardia Nacional que ya se encontraba desplegada por orden directa del presidente Donald Trump.
Te podría interesar
El movimiento fue recibido con indignación en California, especialmente por parte del gobernador Gavin Newsom y el fiscal general Rob Bonta.
El gobierno estatal, en reacción inmediata, anunció una ofensiva legal contra la administración Trump, alegando que el uso de las fuerzas armadas en territorio estatal sin consentimiento constituye una transgresión al principio de autonomía.
Bonta, solicitó una medida judicial para frenar el despliegue militar y sentenció:
El presidente ha vulnerado nuestra soberanía
Desde la Casa Blanca, el llamado “zar fronterizo”, Tom Homan, respondió con tono desafiante, advirtiendo posibles consecuencias legales contra Newsom y la alcaldesa Karen Bass. Trump no se quedó atrás y sugirió que el gobernador debía ser arrestado, una declaración que fue calificada como autoritaria por distintos sectores.
Miles de ciudadanos siguen protestando.
Este lunes, miles de ciudadanos se movilizaron no solo en Los Ángeles, sino también en Boston, Chicago y Nueva York. La jornada estuvo marcada por la liberación bajo fianza del líder sindical David Huerta, cuya detención se convirtió en símbolo de la resistencia.
Manifestantes, religiosos y trabajadores unieron voces frente al centro de detención federal, mostrando que, aunque haya marines en Los Ángeles, la protesta social no cede terreno tan fácilmente.