¿Te gustaría llamarte como un personaje de ficción, como un artista famoso o simplemente borrar todo rastro de tu apellido actual? Aunque suena tentador, la legislación mexicana es clara: el cambio de apellido solo se permite en casos muy particulares y siempre debe estar debidamente justificado.
A diferencia del nombre de pila, que sí puede ser modificado por razones de uso habitual, identidad de género, o por ser ofensivo o ridículo, los apellidos están ligados a la filiación legal, es decir, a tus padres biológicos o adoptivos. No puedes simplemente elegir uno que te guste más.
Te podría interesar
De acuerdo con el Código Civil Federal y los códigos civiles estatales, sí puedes cambiar de apellido si:
- Hubo un error en el acta de nacimiento (por ejemplo, si se escribió mal el apellido)
- Hay un reconocimiento de paternidad o maternidad posterior, lo que implica una nueva filiación legal
- Fuiste adoptado, lo cual cambia tus vínculos legales familiares
- Cambias de identidad de género, y se requiere un ajuste completo de tu nombre y apellidos
- Demuestras ante un juez una razón justificada, como violencia familiar, abandono o discriminación grave
Pero si lo que buscas es dejar de ser “Ramírez” para llamarte “Montecarlo” simplemente porque suena más elegante, la ley no lo permite. No se considera motivo suficiente el gusto personal, aspiraciones sociales o razones artísticas.
En esos casos, lo que puedes hacer es registrar un nombre artístico o comercial, pero no tendrá validez en documentos oficiales como el INE, pasaporte o actas.
Para cambiar tu apellido, es necesario iniciar un juicio de rectificación de acta o una solicitud ante el Registro Civil, dependiendo del motivo. En muchos casos, es obligatorio contar con la asesoría de un abogado.
Cambiarse de apellido en México es posible, pero está lejos de ser un capricho. La identidad legal no se construye a partir del deseo, sino de vínculos jurídicos y pruebas documentales.
Si estás considerando este cambio, lo mejor es consultar con un abogado y preparar una buena justificación… porque la ley no acepta simplemente “porque me gusta más”.