Cada junio, los colores del arcoíris inundan las calles del mundo. Pero hay algo que muchos olvidan: esas banderas no son solo adornos o selfies de temporada. Son símbolos vivos de miles de personas que alguna vez fueron silenciadas, ignoradas o invisibilizadas.
El punto de partida fue una revuelta: los disturbios de Stonewall en 1969, cuando personas LGBT+ se cansaron de vivir con miedo. Lo que siguió fue una ola global de orgullo. Y con ella, nació la necesidad de crear símbolos que representaran lo que no siempre se podía decir con palabras.
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El arcoíris que lo cambió todo
En 1978, Gilbert Baker, artista de San Francisco, diseñó la primera bandera LGBT+. Ocho franjas llenas de significado:
- Rosa: sexualidad
- Rojo: vida
- Naranja: salud
- Amarillo: luz del sol
- Verde: naturaleza
- Turquesa: arte y magia
- Azul: serenidad
- Morado: espíritu
Por problemas de producción, se redujo a seis colores. Hoy, ondea como símbolo global de orgullo y libertad.
Bisexual: amor sin etiquetas
Michael Page creó esta bandera en 1998. Fucsia para la atracción al mismo sexo, azul al opuesto y lavanda al cruce entre ambos. Porque sí, los bisexuales existen y no son una “etapa”.
Trans: nacer dos veces
Mónica Helms, veterana y mujer trans, ideó esta bandera en 1999: azul y rosa por los géneros tradicionales, blanco para quienes no encajan en ninguno. La identidad no se impone, se descubre.
Asexual: el deseo también es diverso
Negro, gris, blanco y morado. Esta bandera representa a quienes no sienten atracción sexual o lo hacen de forma diferente. No tener deseo no significa no tener amor.
Pansexual: atracción sin fronteras
Rosa, azul y amarillo. Esta bandera es para quienes se enamoran del alma, no del género. Su presencia en redes crece, pero su lucha es tan real como cualquier otra.
Intersexual: cuerpos fuera del molde
Diseñada en 2013 por una organización australiana. Sin símbolos de género, solo un círculo morado en fondo amarillo: integridad, autonomía y la exigencia de no ser “corregidos”.
Genderqueer: más allá del binario
Marilyn Roxie diseñó esta bandera para quienes no encajan en “hombre” o “mujer”. Lavanda, blanco y verde: mezcla, neutralidad y desafío al sistema.
No binario: identidades propias
Creada por Kyle Rowan. Amarillo para quienes están fuera del binario, blanco para quienes son muchas cosas a la vez, morado para lo mixto, negro para quienes no son nada de eso. Porque no todo cabe en dos casillas.
Género fluido: identidad que se transforma
Esta bandera no tiene autor, pero sí voz. Representa a personas cuya identidad cambia con el tiempo. Porque hay quienes se reinventan a diario.
Lésbica: fuerza y feminidad
Existen varias versiones, pero una de las más populares tiene siete franjas rosas, blancas y naranjas. Habla de diversidad dentro de la propia experiencia lésbica. No hay una sola forma de amar siendo mujer.
Las banderas del orgullo son más que coloridas. Son manifiestos de existencia. Son respuestas a siglos de silencio. Y aunque cada una representa una identidad distinta, todas ondean bajo una misma idea: el amor, el género y el deseo no se encasillan. Se viven con orgullo.