Pocas recomendaciones nutricionales han trascendido tanto como aquella que afirma que comer zanahorias mejora la vista. Presente en conversaciones cotidianas, manuales escolares e incluso anuncios publicitarios, esta afirmación ha perdurado por generaciones.
Pero ¿qué tanto de esto se sostiene desde la evidencia científica?
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El betacaroteno y la vitamina A
Las zanahorias son una fuente destacada de betacaroteno, un pigmento vegetal que el cuerpo humano convierte en vitamina A, nutriente esencial para el mantenimiento de la salud visual.
En particular, esta vitamina es fundamental para la producción de rodopsina, una proteína localizada en la retina que permite ver con baja iluminación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) coinciden en que la deficiencia de vitamina A puede ocasionar problemas como la ceguera nocturna e incluso, en casos graves, daños irreversibles en la córnea.
No obstante, en individuos con una alimentación adecuada, el consumo adicional de vitamina A no mejora la agudeza visual ni incrementa la capacidad de ver en la oscuridad. El cuerpo humano tiene mecanismos para regular el uso de esta vitamina, y desecha el exceso de betacaroteno que no necesita.
Un mito impulsado por la guerra
El mito de que las zanahorias mejoran la visión fue popularizado durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno británico difundió que sus pilotos eran capaces de detectar aviones enemigos por la noche gracias a una dieta rica en zanahorias. En realidad, esta estrategia de comunicación buscaba ocultar el desarrollo y uso de radares por parte de la Real Fuerza Aérea.
La campaña tuvo tanto éxito que la creencia se consolidó y fue adoptada por otros países, incluyendo Estados Unidos y gran parte de América Latina. Desde entonces, se ha mantenido como una recomendación popular, a pesar de su origen propagandístico.
Conclusiones actuales
Aunque las zanahorias son, sin duda, un alimento saludable ricas en antioxidantes, fibra y nutrientes esenciales, su consumo no otorga beneficios visuales extraordinarios en personas con niveles adecuados de vitamina A.
Sí cumplen una función preventiva en poblaciones con riesgo de deficiencia, especialmente en países en desarrollo.
Los expertos coinciden en que una dieta balanceada, que incluya vegetales anaranjados y de hoja verde, es clave para una salud visual óptima, pero siempre dentro de un contexto más amplio de bienestar nutricional.