En el mundo existe una isla que destaca por su belleza y su basta naturaleza, inclusive tiene uno de los faros más bellos del mundo, pero increíblemente desde hace años no es visitada por las personas debido a que existe una especie de "seguridad" que no permite que alguna persona pueda estar ahí más de 30 segundos.
Esta isla se encuentra ubicada en Brasil y lleva por nombre Queimada Grande, un pequeño pedazo de tierra de aproximadamente 430 mil metros cuadrados pero que permanece deshabitada pues las personas que ingresan a ella corre el peligro de ser atacada por sus silenciosos y mortales guardias: las serpientes.
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La Isla de las Cobras
Queimada Grande es conocida como la "Isla de las Cobras", un lugar en donde se estima la presencia de aproximadamente 15 mil serpientes venenosas, lo que la convierte en el lugar con la mayor densidad de víboras por metro cuadrado en el mundo, por ello la presencia de una persona en ese lugar es muy peligroso.
Si hay una serpiente que sea protagonista de este lugar es la Bothrops insularis, también conocida como la serpiente cabeza de lanza dorada, la cual es considerada como la especie más agresiva y con el veneno más poderoso del mundo.
Su alimentación se basa principalmente en aves y reptiles, pero cuando no encuentra alimento es capaz de practicar el canibalismo y devorarse a otras de su especie.
Veneno mortal
La mordedura de esta serpiente hace que su veneno viaje mucho más rápido que cualquier otra serpiente, tiene una potencia cinco veces superior a cualquier otra especie y sus efectos son fulminantes, tanto así que en el mundo no hay antídoto que combata su veneno.
Una vez que la Bothrops insularis inyecta su potente veneno, puede provocar en su víctima una necrosis muscular, hemorragia cerebral, vómitos severos y sangrado intestinal, además, la víctima sólo vivirá 30 segundos antes de sucumbir a los efectos del tóxico.
No siempre fue una isla para serpientes
De acuerdo con los registros históricos, en esta isla había una persona encargada de encender y darle mantenimiento al faro pero pero con el tiempo este fue automatizado y la isla quedó completamente deshabitada, propiciando la aparición de miles de serpientes que ahora son las cuidadoras de este paradisiaco lugar.
Este pequeño rincón de Brasil sigue siendo un misterio fascinante y mortal, accesible solo para aquellos dispuestos a desafiar sus peligros en nombre de la ciencia.