SUPERACIÓN PERSONAL

Texas: migrante mexicano de 82 años se titula; su historia conmueve en redes

Su historia, aplaudida en redes, inspira a miles al demostrar que nunca es tarde para cumplir sueños y que la educación transforma vidas, sin importar las circunstancias

Escrito en GLOBAL el

Estudiar sin importar la edad no solo es posible, es poderoso. Rafael Aguirre, un migrante mexicano de 82 años, es prueba de ello.

Desafiando las barreras del idioma, los prejuicios y el cansancio físico, este hombre originario de Chihuahua se graduó recientemente de Amarillo College, en Texas, como técnico en sistemas HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado).

Aguirre ha sido apodado en redes sociales como “el abuelito graduado”, y su historia ha tocado corazones. Tras emigrar a Estados Unidos hace más de 50 años, se enfrentó a una realidad difícil: largas jornadas laborales y un idioma ajeno.

Pero su deseo de superarse fue m??s fuerte. “Nunca es tarde para aprender”, dijo en una entrevista con Univisión. Mientras trabajaba de 8 a 10 horas diarias, también asistía a clases, convencido de que no cerraba un ciclo, sino que abría uno nuevo.

Una ovación viral y un mensaje para todos

Su graduación no pasó desapercibida. El aplauso que recibió al entrar al auditorio se volvió viral en TikTok e Instagram. La comunidad lo celebró como un ejemplo de tenacidad y esperanza. Incluso un medio local lo reconoció como pionero en la instalación de antenas satelitales y como voluntario comunitario.

Rafael no está solo. Su historia refleja el impulso creciente de los latinos por alcanzar metas educativas en Estados Unidos. Entre 2000 y 2020, la matrícula de latinos en universidades de cuatro años aumentó 287%, según el Pew Research Center. No obstante, la mayoría enfrenta obstáculos: más de la mitad trabaja más de 30 horas a la semana mientras estudia.

Educación: una herramienta que cambia vidas

La ceremonia también fue emotiva para otros estudiantes latinos, como Ester Marie Pérez, quien obtuvo un título asociado en Ciencias.

Ella compartió la historia de su madre, quien cruzó el Río Grande sin dinero, sin papeles y sin inglés, pero con un objetivo claro: asegurar un mejor futuro para su hija. “Su valentía se volvió mi brújula”, dijo Ester.

Casos como los de Rafael y Ester nos recuerdan que la edad, la lengua o la situación migratoria no deben ser límites cuando hay sueños por cumplir. En un entorno muchas veces adverso, la educación se convierte en resistencia, en avance… y sobre todo, en una puerta que nunca se cierra.