La idea de tener una araña en el oído puede provocar angustia inmediata, pero lo cierto es que este escenario, aunque impactante, es sumamente raro.
La anatomía del oído humano, junto con defensas biológicas como la cera auricular, actúa como una barrera que aleja a los insectos. Sin embargo, en situaciones muy inusuales, pequeños animales pueden ingresar mientras dormimos.
Araña en el oído
El conducto auditivo externo cuenta con una estructura delicada pero resistente. Elementos como el tímpano, los huesos del oído medio y las meninges proporcionan una protección eficaz que impide el avance de cualquier insecto hacia zonas más profundas como el cerebro.
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Así que no, una araña no puede migrar desde el oído hasta la cabeza, por más inquietante que parezca la idea.
En caso de que un insecto como una mariposa, mosca o incluso una araña llegue al oído, los síntomas pueden incluir cosquilleo persistente, zumbidos o la sensación de que hay agua atrapada.
Algunos también experimentan pérdida parcial de audición o sensación de presión interna. Si estos signos aparecen, es crucial evitar el uso de pinzas, cotonetes u otros objetos, ya que podrían empujar al insecto más adentro o dañar el tímpano.
Hay métodos caseros, pero lo mejor es ir al médico
Existen métodos caseros seguros para ayudar a desalojar al intruso: exponer el oído afectado a una luz tenue, irrigarlo con agua tibia o aplicar unas gotas de aceite vegetal.
Estas técnicas pueden estimular al insecto a salir por sí solo. Si esto no ocurre, acudir a un especialista en otorrinolaringología es lo más prudente.
En definitiva, aunque la posibilidad de una araña en el oído es mínima, estar informado sobre los síntomas, las medidas preventivas y los pasos adecuados a seguir es clave para reaccionar con serenidad ante este tipo de incidentes poco comunes.