Cada vez más personas están dejando en manos de la inteligencia artificial decisiones que antes eran profundamente humanas, desde qué comer hasta cómo amar.
En 2023, el periodista Zachary Small, del New York Times, documentó una tendencia silenciosa pero poderosa, usuarios comunes que consultan a la IA para decidir asuntos personales. No solo tareas de trabajo o redacción de correos, sino elecciones cotidianas e íntimas.
Algunos preguntan qué ropa ponerse según su estado de ánimo, otros, qué responderle a su pareja para evitar una discusión, algunos más van más lejos, consultan si deben aceptar una oferta laboral, reconciliarse con un amigo o cancelar una cita.
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¿Mayor eficiencia o dependencia emocional?
Lo que al principio parece práctico una agenda perfectamente organizada, una dieta ideal, consejos sociales sin error pronto puede convertirse en un patrón alarmante, las personas comienzan a confiar más en la máquina que en su propio criterio.
Small cita el caso de una mujer que confesó seguir cada consejo sentimental que Replika, un chatbot con IA, le daba. Incluso prefería contarle sus problemas antes que a sus amigos.
Cuando las decisiones humanas se automatizan, la espontaneidad desaparece
El costo oculto de vivir sin errores
Planificar la vida durante 30 días con IA puede parecer la solución perfecta: sin olvidos, sin dudas, sin equivocaciones.
Pero ese mismo control milimétrico puede quitarle a la vida lo que la hace única: el caos, la intuición, los errores que enseñan.
Al final, lo verdaderamente perturbador no sería el poder de la IA, sino la facilidad con la que muchos estarían dispuestos a entregar su voluntad.