El youtuber y naturalista español Frank Cuesta, conocido por sus arriesgadas aventuras en la naturaleza, se encuentra fuera de peligro tras haber sido hospitalizado en Tailandia por un incidente con una cobra escupidora.
El ataque ocurrió cuando Cuesta intentaba capturar una serpiente cerca de su santuario de animales, sin saber que se trataba de una de las especies más peligrosas del género Naja.
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El veneno de la cobra escupidora, conocido por sus efectos devastadores, impactó principalmente los ojos de Cuesta, lo que requirió atención médica inmediata. Aunque ya se encuentra en casa, el youtuber explicó en sus redes sociales que seguirá un tratamiento oftalmológico con gotas y cremas durante al menos dos semanas.
Afortunadamente, la inflamación en sus ojos ha disminuido, pero necesitará seguimiento médico antes de volver a someterse a un examen más detallado.
El suceso ha despertado el interés del público sobre el mecanismo de defensa de esta serpiente, cuya capacidad de escupir veneno la convierte en una de las especies más temibles. A diferencia de otras serpientes, la cobra escupidora no depende de una mordida para inocular su veneno, sino que puede lanzar su veneno a una distancia de hasta dos metros, apuntando directamente a los ojos de su agresor.
Su postura erguida y su precisión hacen que el ataque sea especialmente efectivo como una estrategia defensiva.
El veneno de la cobra escupidora es citotóxico, lo que significa que causa daño en las células, especialmente en tejidos tan sensibles como los ojos. Los efectos más comunes incluyen dolor intenso, ardor, inflamación ocular, lesiones en la córnea e incluso pérdida temporal o permanente de visión. En los casos más graves, puede provocar ceguera irreversible.
Si el veneno entra en el cuerpo a través de heridas abiertas o el conducto lagrimal, puede generar complicaciones graves y, en algunos casos, la muerte.
Además, un estudio reciente ha revelado que las cobras escupidoras han desarrollado esta capacidad defensiva debido a una "carrera armamentística" con los primeros seres humanos, quienes representaban una amenaza constante para estas serpientes.
Aunque Cuesta se recupera de este grave incidente, este suceso ha puesto en evidencia el peligro que acecha tanto a los profesionales como a los aficionados que se aventuran en territorios habitados por estos reptiles venenosos.