Aunque estos animales no son venenosos, sus púas pueden liberar una sustancia irritante que, al entrar en contacto con tu piel, podría provocarte ronchas, enrojecimiento e incluso picazón.
¡Un animal que parece inofensivo puede tener una defensa bastante eficaz!
Los erizos son criaturas nocturnas que suelen vivir en bosques, jardines y praderas, principalmente en Europa, Asia y algunas zonas del norte de África.
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En estos hábitats, se refugian en matorrales, arbustos o debajo de montones de hojas, donde encuentran comida como insectos, caracoles y pequeños invertebrados. Si bien estos animales son muy simpáticos a la vista, su cuerpo está cubierto por una capa de púas rígidas que utilizan como defensa frente a depredadores.
Cuando un erizo se siente amenazado, se enrolla formando una bola, y sus púas se erizan para protegerse. Pero esas mismas púas, aunque no son venenosas, pueden liberar una pequeña cantidad de sustancias irritantes que afectan a algunas personas.
Las personas con piel sensible o propensas a reacciones alérgicas podrían experimentar una irritación similar a la de las ortigas, resultando en ronchas, enrojecimiento y picazón al tocarlas.
Lo curioso es que no todos reaccionan igual ante el contacto con los erizos. Algunas personas pueden tocarlos sin problemas, mientras que otras pueden desarrollar estas reacciones incómodas.
Esto depende de la sensibilidad de la piel y la propensión individual a las alergias. Por eso, si alguna vez te encuentras con uno de estos simpáticos animales, es mejor no acercarse demasiado y admirarlos desde lejos para evitar una desagradable sorpresa.
A pesar de ser una experiencia incómoda, la reacción alérgica no suele ser grave, pero sí lo suficientemente molesta como para hacerte pensar dos veces antes de acariciar a un erizo.
Así que, si ves uno, ¡mantén la distancia y disfruta de su curiosa apariencia sin arriesgarte a una serie de ronchas!