El sarro dental también llamado cálculo es la placa bacteriana que se endurece sobre los dientes, encías y lengua cuando no se retira a tiempo con una higiene adecuada. Además de dar un aspecto amarillento y áspero, favorece la aparición de caries, inflamación y enfermedad periodontal.
Aunque en redes sociales abundan supuestos remedios caseros “milagrosos”, especialistas y estudios clínicos advierten que algunos pueden dañar irreversiblemente el esmalte dental.
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Lo que dice la ciencia sobre los remedios caseros abrasivos
Sustancias como el bicarbonato, el limón o el vinagre se promocionan como blanqueadores naturales. Sin embargo, estudios publicados en Journal of the American Dental Association (JADA) y en International Journal of Dental Hygiene han demostrado que los agentes ácidos o abrasivos erosionan el esmalte dental, provocando desgaste, sensibilidad y aumento del riesgo de caries.
La investigación científica concluye que, aunque estos productos puedan producir un efecto visual inicial, no eliminan el sarro y sí causan un daño progresivo. El esmalte, una vez erosionado, no se regenera.
Los métodos seguros y realmente efectivos
La evidencia odontológica respalda una rutina diaria de higiene que previene la formación de placa y reduce la acumulación de sarro reciente:
- Cepillar los dientes tres veces al día, preferentemente con técnica suave circular
- Uso diario de hilo dental
- Cepillos interdentales
- Pasta dental con flúor
- Enjuague bucal antibacteriano
- Menor consumo de azúcar y ultraprocesados
Cuando el sarro ya está endurecido
Cochrane Review y la Asociación Dental Europea coinciden, ningún método casero elimina sarro consolidado. La única opción segura es una limpieza profesional, en la que se utiliza ultrasonido o instrumentos manuales (curetas) diseñados para desprenderlo sin lastimar el esmalte.
Los odontólogos recomiendan visitar el consultorio al menos una vez al año o cada seis meses si existe alta acumulación para evitar complicaciones periodontales o daños estructurales.
Evitar los remedios abrasivos y apostar por higiene diaria, control dental y productos seguros es la fórmula que la ciencia respalda para mantener dientes sanos, fuertes y sin sarro.
