En el corazón de Charlotte, Carolina del Norte, Estados Unidos, una panadería se ha convertido en mucho más que un negocio local. Manolo’s Bakery, administrada por el colombiano Manolo Betancur, es hoy un refugio, un punto de encuentro cultural y también un símbolo de denuncia frente a la realidad que enfrenta la comunidad latina en Estados Unidos.
Betancur llegó al país en los años 90 con apenas 900 dólares, buscando cumplir su propio sueño americano. Con el paso del tiempo, obtuvo la ciudadanía estadounidense, trabajó incansablemente y levantó un negocio que se volvió popular, sobre todo entre inmigrantes latinoamericanos que encontraban en sus vitrinas un pedazo de hogar. Sin embargo, este éxito vino acompañado de una responsabilidad inesperada: proteger a quienes visitan su panadería en medio de un clima de redadas migratorias que, según cuenta, se han vuelto constantes en la ciudad.
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Una panadería entre la esperanza y el miedo
En entrevista con CNN, Betancur explicó que su negocio se transformó en “un centro de esperanza para la comunidad inmigrante”, pero también en un punto visible para quienes rechazan la presencia latina en Estados Unidos. En los últimos meses ha sido testigo de operativos que ocurren en la vía pública, donde agentes encubiertos detienen en cuestión de minutos a personas que caminan por la calle, sin importar su situación legal.
Vi cómo aparecieron tres vehículos sin identificación, bajaron agentes con uniformes militares y se llevaron por la fuerza a quienes estaban en la acera.
Fue así como tomó una decisión extrema pero, para él, necesaria: cerrar temporalmente sus puertas para evitar que más inmigrantes fueran capturados antes o después de comprar pan.
No quiero ser parte indirecta de la separación de familias, no quiero arriesgar a mis clientes.
Un activista más allá del mostrador
Betancur no es ajeno al activismo social. Es miembro del Partido Demócrata, ha visitado centros de detención en la frontera con México y también ha viajado hasta Ucrania en varias ocasiones para colaborar en la reconstrucción de panaderías destruidas durante los bombardeos. Para él, su compromiso no termina con la venta de pan, sino que se extiende a cualquier causa que considere injusta.
Su postura no solo ha despertado aplausos de quienes lo consideran un defensor de la comunidad latina, sino también ataques y críticas de sectores antiinmigrantes.
Un sueño americano en riesgo
Pese a su éxito y reconocimiento hace dos años fue nombrado “el héroe del pan” en Charlotte. Betancur considera que Estados Unidos atraviesa una etapa en la que “no se está persiguiendo criminales, sino panaderos como yo”.
Asegura que muchos latinos, con o sin papeles, son detenidos sin consideración, por el simple hecho de serlo. Mientras tanto, Manolo’s Bakery sigue siendo ejemplo de cómo un pequeño comercio puede convertirse en voz y escudo de toda una comunidad inmigrante que, en medio de presiones, sigue luchando por permanecer unida y por mantener vivo el sueño que los llevó a Estados Unidos.
