SALUD

Si dejas de tomar refrescos durante un mes esto le pasaría a tu cuerpo, según expertos

Expertos explican cómo esta decisión actúa como un “reseteo metabólico” que reduce la inflamación, estabiliza el azúcar en sangre y mejora la salud general

Escrito en GLOBAL el

Durante años, los refrescos se han convertido en una presencia cotidiana, en la comida, en reuniones familiares, como acompañante de cualquier antojo o incluso como una “inyección” rápida de energía. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en lo que ocurre en el cuerpo cuando estas bebidas ricas en azúcares, colorantes, aditivos y cafeína forman parte de nuestra rutina diaria.

Lo que sí se sabe es que, al dejarlas durante solo 30 días, los cambios pueden ser tan evidentes que muchas personas no vuelven a consumirlas igual. Y no porque sea un sacrificio extremo, sino porque el cuerpo experimenta una transformación que se nota en la piel, en la digestión, en el estado de ánimo y hasta en la forma de dormir.

De acuerdo con especialistas en salud y nutrición, un mes sin refrescos puede actuar como una especie de “reseteo metabólico” que permite al organismo trabajar con mayor equilibrio, reduciendo la inflamación, estabilizando el azúcar en sangre y mejorando funciones básicas que solemos ignorar… hasta que empiezan a mejorar.

Energía más estable y menos antojos

El azúcar presente en los refrescos genera picos inmediatos de glucosa que te hacen sentir energía “instantánea”. Pero ese impulso es seguido por una caída brusca que provoca cansancio, irritabilidad y más antojos de dulce.

Al suspender estas bebidas, tu energía se vuelve más constante a lo largo del día y tu concentración mejora. Muchas personas reportan que se sienten “más ligeras mentalmente”.

Mejor digestión y menos inflamación

Las bebidas azucaradas alteran la microbiota intestinal y tienden a inflamar el estómago. Un mes sin refrescos puede traducirse en:

  • menos gases
  • menos pesadez después de comer
  • menos inflamación abdominal
  • mejor tránsito intestinal

Incluso quienes padecen gastritis suelen notar menos irritación, ya que el ácido de los refrescos deja de afectar el estómago.

La piel se transforma: más luminosa y con menos brotes

El exceso de azúcar acelera procesos inflamatorios y afecta la producción de colágeno. Tras 30 días sin refrescos:

  • disminuyen los brotes de acné
  • mejora el tono de la piel
  • se atenúa la resequedad
  • brillo más natural

Es uno de los cambios más visibles y uno de los que más sorprende a quienes intentan este reto.

 Bajas de peso… aun sin dieta estricta

Una sola lata de refresco puede aportar alrededor de 150 calorías líquidas que el cuerpo no procesa igual que los alimentos sólidos.
Eliminar estas bebidas reduce automáticamente la ingesta calórica semanal, lo que facilita la pérdida de grasa corporal, mucha gente pierde entre 1 y 3 kilos en un mes únicamente con este cambio.

Duermes mejor y te despiertas más descansado

El azúcar altera hormonas como la insulina y la adrenalina, afectando el sueño profundo. Al dejar los refrescos, el cuerpo regula mejor estos procesos, lo que favorece:

  • conciliar el sueño más rápido
  • dormir más profundo
  • despertar con mayor sensación de descanso

 

¿Vale la pena intentarlo?

Un mes sin refrescos no solo te ayuda a perder peso, es una inversión directa en tu energía, tu piel, tu digestión, tu sueño y tu salud metabólica.

Lo sorprendente es que los beneficios no se sienten como un sacrificio, sino como un descubrimiento, el cuerpo funciona mejor, la mente está más clara y la piel lo refleja. Muchos terminan el reto sin ganas de regresar a su consumo habitual porque identifican, por primera vez en años, cómo se siente vivir sin depender del azúcar líquida para tener energía.