Desde lo histórico hasta lo social, las conexiones entre Filipinas y México son tan diversas y enriquecedoras. Por generaciones, ambos países han compartido tradiciones, sabores y símbolos, desde el mango de Manila y la China Poblana hasta las peleas de gallos.
Estos lazos se fortalecieron durante la época en que Filipinas formó parte de la Corona Española, un parentesco que se refleja aún hoy en su cultura y folklore.
Un pasado compartido
Fue en 1521 cuando Fernando de Magallanes, marinero portugués al servicio del Imperio Español, llegó a las Filipinas en el mismo año en que cayó Tenochtitlán. Sin embargo, no sería hasta 1564 cuando Miguel López de Legazpi partió desde Jalisco para integrar las islas al dominio español. Desde entonces, Filipinas fue administrada desde Nueva España, con Manila como su centro estratégico.
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El comercio entre ambos territorios floreció gracias al Galeón de Manila, una ruta marítima que unió Asia y América durante más de dos siglos. La ruta conectaba Acapulco con Manila, facilitando el intercambio de seda, especias, joyas y telas que llegaban a México para ser distribuidas en toda la región. La influencia cultural y artística se multiplicó: cerámica inspirada en la dinastía Ching, rebozos, trajes típicos y adornos que aún hoy se lucen en las festividades.
Influencia en la cultura
Las similitudes en la vestimenta, como la guayabera mexicana y el Barong filipino, reflejan esta estrecha relación. Además, platillos tradicionales como los tamales y el lechón, así como la devoción a la Virgen de Guadalupe, evidencian esa conexión espiritual y cultural. Muchas familias filipinas llevan apellidos españoles, y en ambos países prevalece la pasión por la religión, especialmente el culto a la Virgen.
El folklore también comparte elementos: en México, la China Poblana y en Filipinas, las celebraciones y trajes multicolores, ambos con raíces en la influencia oriental y colonial.
La independencia
Durante la Guerra de Independencia en México, muchos revolucionarios fueron enviados a Filipinas, donde se establecieron y formaron familias. Figuras como Epigmenio González, desterrado por su participación en la lucha mexicana, jugaron un papel crucial en la expansión del pensamiento libertario en Filipinas, preparando el camino hacia su independencia.
Hoy, en Manila, hay un Monumento a Miguel Hidalgo y en el Paseo de la Reforma en México, un homenaje a José Rizal, héroe nacional filipino, simbolizando la fraternidad entre ambas naciones.
La actualidad: palabras, tradiciones y cultura compartida
A día de hoy, se estima que más de cinco mil palabras españolas permanecen en el idioma tagalo, enriqueciendo su vocabulario cotidiano. Frases como “Kamusta ka?” (¿cómo estás?) y palabras como “palenque”, “tianguis” o “jícama” dan cuenta de esa herencia.
