SALUD

Lata o vidrio: ¿cuál envase mantiene los alimentos frescos y es ideal para tu despensa?

Conocer las ventajas y limitaciones de cada envase permite aprovecharlos de manera segura y eficiente en la cocina

Escrito en GLOBAL el

Las conservas en lata se han mantenido como un clásico en la despensa por una razón, su resistencia y larga vida útil. Fabricadas de acero o aluminio, cuentan con un recubrimiento interno que evita el contacto directo del alimento con el metal, lo que impide la oxidación y preserva los nutrientes durante años.

Esta hermeticidad incluso permite cocinar algunos productos directamente en el envase, garantizando un sabor y textura uniforme, ideal para legumbres, guisos o pescados listos para consumir.

Su formato compacto facilita el almacenamiento y transporte sin riesgo de roturas, lo que las convierte en una opción práctica y económica. Sin embargo, tienen una limitación importante: una vez abiertas, no se recomienda dejar los alimentos dentro de la lata.

Los recubrimientos internos pueden deteriorarse, especialmente con productos ácidos como tomate o piña, afectando el sabor. La mejor práctica es trasvasar el contenido a un recipiente de vidrio o plástico hermético y consumirlo en pocos días.

Por otro lado, el vidrio es sinónimo de pureza y presentación. Químicamente neutro, no altera el sabor ni el aroma de los alimentos, y permite ver el contenido antes de abrirlo, lo que lo hace ideal para productos gourmet o artesanales.

Sus desventajas incluyen fragilidad, mayor peso y ocupación de espacio, además de que deja pasar la luz, por lo que debe almacenarse en lugares frescos y oscuros para proteger nutrientes y color.

Una de sus ventajas es que, una vez abierto, el frasco puede cerrarse fácilmente y guardarse en la heladera, prolongando la frescura hasta una semana si se conserva bien cubierto con su líquido.

Entonces, ¿lata o vidrio?

  • La lata gana en practicidad, resistencia y precio, perfecta para conservar alimentos por largo tiempo o transportarlos.
  • El vidrio destaca en presentación, sabor y reutilización, ideal cuando la estética y el sabor original son prioritarios.

No hay un ganador absoluto, cada envase tiene su momento y propósito, y la clave está en utilizarlos correctamente para aprovechar al máximo sus ventajas y mantener los alimentos seguros y deliciosos.