A ocho meses del inicio de la administración de Donald Trump, los restaurantes mexicanos en Estados Unidos atraviesan una de sus peores crisis. La aplicación de redadas, un clima político de desconfianza y el endurecimiento de políticas migratorias han provocado que la comunidad migrante el principal motor de estos negocios reduzca de manera significativa sus visitas.
En Nevada, el icónico Roberto’s, conocido por sus tacos y huaraches, reporta una caída del 40% en clientela, pues alrededor del 90% de sus visitantes eran mexicanos, según explicó su personal.
El 90% de nuestra clientela son mexicanos y prácticamente dejaron de venir; muchos prefieren no salir para evitar cualquier riesgo
La situación se replica en California, donde el empresario Rubén Hernández, con cinco restaurantes, asegura que sus ventas han bajado en promedio 30%.
Sí tenemos un porcentaje de estadounidenses que disfrutan de la comida mexicana, pero no son suficientes para equilibrar la caída
El impacto va más allá de las mesas vacías, pues se han recortado turnos, reducido compras a proveedores y ajustado costos operativos, afectando a toda la cadena gastronómica. Cocineros, meseros, repartidores y comerciantes de insumos resienten igualmente la crisis.
De acuerdo con datos del Pew Research Center, los inmigrantes latinos en EU suelen destinar parte de su gasto a comidas fuera de casa como una forma de mantener vivas sus tradiciones. Sin embargo, el temor a redadas ha modificado hábitos: menos salidas en familia, sustitución de restaurantes por consumo en casa y reducción de actividades nocturnas.
A pesar del panorama, restauranteros mexicanos no se rinden. Han apostado por promociones, menús especiales y presencia en apps de delivery, aunque reconocen que la incertidumbre política pesa más que cualquier estrategia de mercadotecnia.