La reciente ofensiva de Israel en Gaza ha vuelto a poner en duda la estabilidad del alto el fuego que, hasta hace unos días, parecía resistir con dificultad.
Los ataques aéreos lanzados el domingo por las fuerzas israelíes, en represalia por la supuesta muerte de dos militares en Rafah, causaron al menos 36 víctimas y colocaron a la tregua en un punto crítico.
Duró poco la paz en Gaza
Según fuentes castrenses, los soldados Yanuv Kula e Itay Yevetz, pertenecientes a la Brigada Nahal, murieron en un ataque que Israel atribuyó a efectivos armados vinculados con Hamás.
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Aunque la organización palestina negó su implicación directa, el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó “responder con contundencia”, autorizando una serie de incursiones sobre distintos puntos del enclave costero.
La ofensiva incluyó el uso de drones y artillería pesada, afectando zonas residenciales y una antigua escuela en Nuseirat donde se refugiaban familias desplazadas.
A raíz de la escalada, el ingreso de suministros y asistencia humanitaria quedó suspendido durante varias horas, lo que profundizó la crisis humanitaria que enfrenta la población civil.
En paralelo, una delegación de Hamás viajó a El Cairo para dialogar con mediadores egipcios sobre el futuro del alto el fuego. Mientras tanto, el movimiento islamista acusó a Israel de romper los acuerdos y denunció más de cuarenta violaciones desde la entrada en vigor de la tregua el 11 de octubre.
Fragilidad del cese al fuego
Por su parte, funcionarios israelíes insistieron en que su país mantiene el compromiso de respetar la paz, pero advirtieron que responderán a cualquier agresión.
Estados Unidos expresó su preocupación por la “fragilidad” del cese al fuego e instó a ambas partes a retomar los canales diplomáticos. Sin embargo, el hallazgo del cuerpo de un rehén israelí en Gaza volvió a tensionar las negociaciones y a despertar temores de una nueva escalada.