Las serpientes, como la mayoría de los reptiles, son reconocidas por su sangre fría, y estos se categorizan científicamente como ectotermos.
Esto quiere decir que reciben y elevan su temperatura corporal del ambiente del sol y fuentes de calor, ya que no pueden producir su propia temperatura.
Los ectotermos, que comprende a la mayoría de los reptiles y anfibios. Su principal rasgo es que no tienen la habilidad de producir calor internamente en su organismo.
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Por esta razón, la temperatura interna de estas especies animales tiene una relación directa con la del ambiente en el que habitan.
La única manera que un animal de sangre fría puede modificar y controlar su temperatura interna es desplazarse para absorber la temperatura del exterior, buscando puntos cálidos o en los cuales el sol impacte directamente.
Un artículo publicado por el del Instituto Butantan, menciona que la temperatura influye en la actividad de las serpientes.
La temperatura corporal influye en distintos aspectos conductuales y fisiológicos de las serpientes, como la locomoción, la función inmunitaria, la alimentación y el crecimiento. Buscan el calor para activar la circulación, para producir hormonas e incluso para facilitar la digestión.
Por ello, se refiere a estos ejemplares por su sangre fría, por su incapacidad de generar calor por sí mismos, buscando fuentes de calor y escondrijos en los que puedan mantener su temperatura corporal cálida.
¿Qué hacen las serpientes durante el invierno?
Cuando una serpiente es incapaz de encontrar una fuente de calor para cumplir sus funciones metabólicas, se ralentizan y evitan funciones tan básicas como la alimentación, experimentado un letargo muy similar al de los mamíferos al hibernar, pero este es llamado brumación.