Con la temporada de Día de Muertos, sin duda uno de los alimentos más esperados es el pan en sus diferentes presentaciones, pero pocas personas saben el origen de este icónico pan mexicano que decora las ofrendas de cientos de personas.
Su nacimiento establece un vínculo único con las raíces culturales e historia de nuestro país.
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Historia
Para saber un poco más de este pan hay que remontarnos a la época prehispánica, cuando las aztecas y los mayas honraban a sus fallecidos mediante rituales pues creían que había vida después de la muerte y celebraban el paso de sus seres queridos al otro mundo.
En aquellas épocas se crearon las ofrendas con una variedad de "panes" de diferentes formas, incluyendo uno en forma de "mariposa" elaborado a partir de amaranto y otro conocido como "pan ácimo", hecho de maíz tostado y seco.
Después de la llegada de los españoles, el pan de amaranto fue reemplazado por el pan de trigo, que era más fácil de obtener. También introdujeron la levadura, lo que hizo que el pan fuera esponjoso y ligero.
Significado del Pan de Muerto
Por lo general, se presenta en forma redonda, simbolizando el ciclo de la vida y la muerte, con sus característicos huesos de azúcar que representan la unión entre los vivos y los muertos. Aunque en cada estado puede tener algunos elementos extras o ingredientes diferentes, el Pan de Muerto es un alimento lleno de significado que siempre formará parte de la cultura mexicana.
También hay que resaltar el azúcar que se le pone al pan pues la historia, al tener su origen en la época de la Conquista, se dice que los españoles, espantados por los sacrificios humanos en ceremonias religiosas por la población indígena, elaboraron un pan de trigo bañado en azúcar pintada de rojo que simbolizaba un corazón y la sangre del sacrificado.
Pan de Muerto actual
Las personas que elaboran este alimento les gusta experimentar con la elaboración del pan de muerto para ofrecer ofrecer una gran variedad que llame la atención de los clientes.
El pan que actualmente conocemos proviene de una receta elaborada por la repostera Josefina Velázquez de León, la cual fue hecha a mediados del siglo XX y que quedó plasmada en el recetario "Repostería Selecta de Josefina Velázquez de León".
En ese libro se aprecia que el bizcocho de forma redonda, adornado con dos "huesos" cruzados y un "cráneo" en el centro.
Pero en otras regiones del país adopta diferentes formas: puede ser una rosca, un triángulo, una cruz, un muñeco, unos huesos trenzados, animales como conejos o borregos, entre otros.
No importa si es relleno, con azúcar, amaranto, ajonjolí de chocolate, anís, con nuez o almendras, crema de nata o pastelera, sin importar los ingredientes es un pan que sin duda pone alegría a las ofrendas mexicanas.