Los oniscídeos, también conocidos como cochinillas de humedad, cochinillas de tierra o bichos bolita, son pequeños crustáceos isópodos que se encuentran comúnmente en ambientes húmedos y oscuros, como debajo de rocas, hojas en descomposición y en la tierra.
Al no ver bien, a mayoría de los oniscídeos dependen en gran medida de otros sentidos, como el tacto y la quimiorrecepción, para explorar y detectar su entorno.
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La simpática cochinilla
Aunque a primera vista pueden parecer insectos, están más estrechamente relacionados con cangrejos y camarones que con los propios insectos.
Estos bichitos tienen órganos sensoriales en sus antenas y otras partes de su cuerpo que les permiten percibir cambios en la humedad, la temperatura y las sustancias químicas en su entorno.
También son capaces de detectar la dirección de la luz, lo que les ayuda a encontrar refugio en lugares oscuros y húmedos.
Las cochinillas de tierra se alimentan principalmente de desechos orgánicos en descomposición, como hojas caídas y otros restos vegetales en el suelo.
Función vital
Juegan un papel importante en la descomposición y reciclaje de la materia orgánica en los ecosistemas. Su actividad de excavación ayuda a airear y mezclar el suelo, lo que es beneficioso para la estructura del suelo y la circulación del agua.
Al consumir y descomponer la materia orgánica en el suelo, los oniscídeos contribuyen a mejorar la calidad de los suelos al aumentar su contenido de nutrientes y mejorar su estructura. Al mezclar la materia orgánica y excretar fragmentos de materia, ayudan a la formación de suelos más fértiles y saludables.
Pero lo más trascedental y de vital beneficio para el ser humano, es que son los encargados de eliminar de la tierra metales pesados como el mercurio, el cadmio y el plomo, los cuales son súmamente dañinos para las personas. De esta manera contribuyen a la limpieza del suelo y las aguas subterráneas y confirmando su labor importante en la tierra y nosotros.
También sirven de alimento de pequeños depredadores, como arañas y ciertos insectos, pueden alimentarse de oniscídeos, contribuyendo a la cadena alimentaria del ecosistema.
No los mates
Y para mencionar más beneficios, también son unas excelentes controladoras de hongos y patógenos: Al consumir materia orgánica en descomposición, reducen la cantidad de hongos y patógenos que crecen en el suelo. Esto ayuda a mantener un equilibrio saludable en el ecosistema y prevenir la propagación de enfermedades entre las plantas.
Así es que si te encuentras una cochinilla en tu jardín puedes tocarlas para que se hagan bollita, pero nunca intentes matarla porque su vida es un beneficio para el ser humano,