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Médico se opera a sí mismo para evitar morir; ¿qué se extirpó? | FOTO

Fue en la expedición soviética a la estación de investigación Novolázarevskaya en la Antártida en 1961, donde el médico cirujano Leónid Rogozov sufrió de malestares que lo llevaron a tomar una fuerte decisión

LA sangre fría y tenacidad del profesional de la salud lograron salvarlo de una dolorosa y horrible muerte
Auto cirugía.LA sangre fría y tenacidad del profesional de la salud lograron salvarlo de una dolorosa y horrible muerteCréditos: Pexels
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En los historiales médicos hay algunos casos que sin duda dejan a más de uno con la boca abierta, sobre todo por la cruda situación de algunos que rozan en lo extraordinario. Así fue como quedó en los anales de la historia el caso de un médico soviético, quien se operó a si mismo para evitar morir de una fuerte condición médica.

Fue en la expedición soviética a la estación de investigación Novolázarevskaya en la Antártida en 1961, donde el médico cirujano Leónid Rogozov sufrió de malestares que lo llevaron a tomar una fuerte decisión, abrirse para extirpar una parte de su cuerpo que lo condenaría a una muerte segura.

El caso de Leónid Rogozov

Durante la misión, Rogozov comenzó a sentir dolores en su vientre, que detuvieron momentáneamente a todo el equipo. Tras examinarse a si mismo, se percató de una situación terrible: tenía apendicitis. La remota distancia, y las condiciones climatológicas, impidieron que volvieran para tratarse en un hospital.

Una bomba de tiempo era la que tenía el especialista dentro de su cuerpo: si no lo sacaban pronto, literalmente estallaría su apéndice, causándole una dolora muerte. Consciente de ser el único médico cirujano en el lugar, y de los peligros en su opción, Leónid Rogozov tomó la fuerte decisión de someterse a una cirugía encabezada por él mismo. 

La operación fue lenta y complicada, pues tuvo el apoyo de sus compañeros, quienes desconocían la anatomía humana y fueron guiados poco a poco por el experto en la salud. En algunos momentos fue él mismo quien tomó su bisturí, cortando su propia carne y sufriendo de impensables dolores al solo tener a la mano anestesia local.

Sin duda la habilidad quirúrgica, la sangre fría y la determinación de Rogozov durante su propia operación fueron impresionantes, ya que logró completar la cirugía con éxito, lo que permitió su recuperación gradual pese a las condiciones frías en la Antártida.